sábado, 8 de mayo de 2010

El Dueño - Segunda Parte - Cristóbal - Capítulo 1 - La Llamada

SEGUNDA PARTE

CRISTÓBAL

 1
 
LA LLAMADA

-Julio: llamá ahora mismo a la gente de Pérez Companc. Deciles que, si no le adjudican el negocio al señor López, no pisan más esta provincia.


La amenaza de Néstor Kirchner no dejó margen de duda. Fue lanza¬da desde su oficina de gobernador de Santa Cruz en diciembre de 1998. Su entonces ministro de Economía, el arquitecto Julio De Vido, escuchó con atención y tomó nota. Enseguida se dirigió a su despacho y, por telé¬fono y casi con las mismas palabras, le transmitió la advertencia al enton¬ces número uno de la Pérez Companc (PC), el ingeniero Oscar Vicente.

-Oscar, esto no es joda. Néstor está como loco. Me dijo que "si no le adjudican" al señor Cristóbal López lo que le corresponde, Pérez Com¬panc no va a poder operar más en Santa Cruz...

Desde su oficina con vista al puerto ubicada en el piso 23 del edificio de Pérez Companc en Maipú 1, Vicente entendió que se trataba de "una apretada política". No tenía ni la mínima idea de quién era Cristóbal López, pero de inmediato comprendió que, si no satisfacía la exigencia de Kirchner, los intereses de la petrolera en la Patagonia se verían muy afec¬tados. No era un López cualquiera.

Era Cristóbal Manuel López, 53 años, casado, dos hijos, Documento Nacional de Identidad 12.041.648, nacido en la ciudad de Buenos Aires pero con residencia en Rada Tilly, Comodoro Rivadavia, Chubut; empre¬sario del petróleo, la basura, los colectivos, los olivares, los casinos y los tragamonedas, con una facturación que supera los tres mil millones de pesos, más de once mil empleados, ex corredor de Turismo Carretera y criador de caballos pura sangre, además de dueño de miles de hectáreas de campos, un avión y dos barcos.

El empresario considerado "el Yabrán de Kirchner" por los sindicalis¬tas del Casino de Puerto Madero, a quien Luis Juez acusó de soborno y Elisa Carrió denunció como miembro de una asociación ilícita encabeza¬da por el mismísimo Néstor Kirchner, no olvidará más aquella llamada.

Porque fue el gesto que provocó su obediencia incondicional hacia quien cuatro años después se transformaría en presidente de la Argentina.

Vicente cortó con De Vido y terminó de acomodarse en la silla de su escritorio. De inmediato le pidió a su asistente que averiguara el telé¬fono de las oficinas de Comodoro Rivadavia de "ese tal Cristóbal López", de la empresa de servicios petroleros Almería Austral. Al día siguiente lo encontró.

PAG. 44

Hombre rudo y acostumbrado a mandar, Vicente se mostró extraña¬mente amable.


-Señor López, ¿le incomodaría viajar a Buenos Aires para conversar sobre su problema?

López no podía creerlo. El capo máximo de la industria petrolera argentina le estaba pidiendo casi por favor un encuentro cara a cara. La mano derecha y socio de López, Fabián de Sousa, un joven que todavía no había cumplido los 30 años, sonreía como si hubieran ganado el campe¬onato mundial de fútbol. El pedido directo a Kirchner empezaba a rendir sus frutos.

-¡Vamos, todavía! -gritó, cuando Vicente y su jefe acordaron la cita.

Al otro día, a las diez de la mañana, Vicente, López y De Sousa se encontraron en la oficina del primero. Fueron cuatro apasionantes horas de conversación ininterrumpida.

Vicente escogió con cuidado el tono campechano con el que ha sabi¬do seducir a más de un jefe de Estado y a varios ministros de Economía y secretarios de Energía. Les contó su humilde infancia y su brillante carrera hasta llegar a ser el número uno de la petrolera Pérez Companc, y de la vez que le explotó un tubo de dos mil libras de presión que le frac¬turó la base del cráneo y lo dejó en coma por tres días.

López, en cambio, eligió el camino corto. Le tiró "su problema" sobre la mesa. Lo llenó de papeles. Le repitió lo mismo que le había dicho a Kirchner, por teléfono, durante casi una hora, el día anterior: que Pérez Companc le iba a dar por perdida a Almería la licitación para perforar sus pozos en Río Gallegos y a adjudicársela a Pride, aunque no se lo merecía.

-Tenemos información de adentro. Yo no sé si estaremos arruinando el negocio de alguien importante. Solo sé que lo justo es que nos la adjudiquen a nosotros, porque cotizamos 35 por ciento menos que los americanos.

La verdad era que López estaba desesperado.

El precio del crudo había bajado abruptamente y la industria petrole¬ra soportaba una de las peores crisis de la historia. Sus trabajadores habí¬an estrenado una nueva forma de protesta denominada "piquete".

Almería Austral estaba a punto de quebrar.

Sus ocho equipos de perforación estaban parados desde hacía casi un año. Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) les había interrumpido los con¬tratos para perforar en el golfo San Jorge, ubicado en el sur de Chubut y el norte de Santa Cruz, y la compañía no lograba conseguir otros trabajos.

No solo tenía paradas todas sus máquinas. Además, cuatrocientos cincuenta y seis empleados estaban por ser despedidos. Un treinta por ciento eran ingenieros, y la mayoría había empezado en Almería desde su fundación, en 1991. La petrolera debía pagar todos los meses nove¬cientos mil dólares a sus asalariados. Y López se había visto obligado a hacer lo que se había jurado no hacer jamás: poner plata fresca de sus empresas rentables para sostener a las unidades de negocios que se venían cayendo.

-Fue el peor Cristóbal que conocí. No dormía. Se la pasaba haciendo cuentas hasta las doce de la noche, y se levantaba a las cuatro de la maña¬na asustado, porque tenía miedo de que los petroleros le hicieran un escrache en su casa -contó un empleado de aquella época.

Fue entonces cuando el empresario tomó la decisión: presentarse a una licitación convocada por Pérez Companc para perforar en el yaci¬miento La Esperanza, caminera El Calafate, uno de los lugares más fríos del continente.

El pliego parecía confeccionado para hacer ganar a Pride. Exigían equipos "winterizados". Es decir, preparados para trabajar con temperatu¬ras de hasta treinta grados bajo cero. Entonces López hizo traer lonas, caños y calderas especiales desde Canadá para cubrir los equipos y hacer¬los más eficientes.

-Nos gastamos medio millón de dólares en "winterizar" los equipos, porque, si no ganábamos ese contrato, teníamos que cerrar la empresa -le contó López a un amigo, años después.

Entonces sucedió algo que el empresario no esperaba. Uno de los ana¬listas del pliego le anticipó, en secreto, que Pérez Companc estaba decidi¬do a entregarle el negocio a Pride, a pesar de que Almería había presen¬tado una mejor oferta. Cristóbal casi enloqueció y jugó su última carta: el mismo día, después del mediodía, llamó a su amigo Pablo Grasso y le explicó la situación. Le imploró:

-Pablito, necesito hablar ahora mismo con el gobernador. Es el único que puede salvarme del desastre.

Grasso es uno de los desconocidos incondicionales de Kirchner. Transportista y comprador de los camiones Scania que la concesionaria de López le vendía a buen precio, Grasso solía compartir con Néstor los asa¬dos militantes que se hacían los fines de semana en un taller mecánico de Río Gallegos.

-Cristóbal, vos sabes que el Lupo duerme la siesta. Yo voy a hablar con él, pero no te aseguro nada...

Eran las cinco y media de la tarde de un lunes cuando Grasso llamó a Cristóbal y le dijo:

-Te está escuchando el gobernador.

A López le temblaban las piernas.

El empresario tiene un preciso recuerdo de aquella conversación. Todavía siente el tenso silencio de Kirchner. Y aún ahora piensa que, por momentos, el gobernador no estaba escuchándolo. Néstor solo lo inte¬rrumpió al cabo de una media hora, para preguntarle:

-Señor López, necesito que me asegure que lo que usted me está diciendo es la pura verdad.

PAG. 46


Días después, cuando Oscar Vicente les confirmó que habían resulta¬do adjudicatarios y que sus equipos de perforación podían volver a ope¬rar, lo primero que pensó Fabián de Sousa fue que Almería se había sal¬vado. Pero Cristóbal López lo tomó como algo personal. Reunió a sus hombres de confianza y sentenció:

-Tengo una deuda eterna con el gobernador de Santa Cruz. A este tipo le voy a estar agradecido de por vida.

Para López lo que hizo Kirchner fue un verdadero acto de justicia. Una evidente defensa de los intereses de una empresa nacional que esta¬ba siendo perjudicada por otra norteamericana.

López nunca se detuvo a pensar en las implicancias de la presión que ejerció Kirchner para favorecerlo. Aunque el resultado haya sido justo. ¿Puede el gobernador de una provincia petrolera usar su influen¬cia para presionar a una compañía en favor de otra, en el medio de una licitación? ¿No es por lo menos antiético que un funcionario con poder sobre los negocios de una petrolera en su provincia la amenace con impedirle seguir trabajando? ¿Cómo no sospechar que el lobby de Kirchner para beneficiar a Cristóbal podría ser, en el futuro, pagado con otros favores?

Al empresario del petróleo y el juego estas disquisiciones formales no le preocupan.

Lo único que le interesa es desmentir que él, Cristóbal Manuel López, sea socio o testaferro de Kirchner, y aduce que empezó a amasar su inmensa fortuna mucho antes de que el político lograra su primer cargo electivo, como intendente de Río Gallegos, en 1987, y que su padre, un español nacido en Almería, ya les había dejado un millón de dólares a él y a su hermana María José, al morir, en 1976, en un absurdo accidente de tránsito. Lo único que le interesa aclarar es que, cuando Kirchner profirió esa amenaza contra Pérez Companc, él ya tenía algunas de sus más im¬portantes empresas, a saber:

CLEAR SRL: Fundada en 1980, en la actualidad factura 164 millo¬nes de pesos y emplea a 1.080 personas. Las siglas significan Cristóbal López Empresa Argentina de Recolección.

La Proveedora de la Construcción: Fundada en 1988, da trabajo a 120 personas.

Feadar: Nombre de fantasía de la concesionaria de camiones Scania; inscripta en 1990, tiene 55 empleados y factura cien millones de pesos.

Casino Club: Nació en 1991, con la apertura de su primer casino, el de Comodoro Rivadavia. Ahora factura quinientos millones de pesos y tiene 2.300 empleados. Antes de conocer a Kirchner, López ya explotaba casi¬nos en Comodoro, La Pampa, Misiones, Tierra del Fuego y Mendoza. Cristóbal tiene solo el treinta por ciento de Casino Club. Otros dos socios ostentan treinta por ciento cada uno y otro, Héctor Cruz, maneja el diez por ciento restante.

PAG. 47


Tsuyoi SA: Fundada en 1994, tiene setenta empleados y 150 millones de pesos de facturación. Se trata de la concesionaria Toyota de Comodo¬ro Rivadavia.

Indalo Aceites: Registrada en 1997, con trescientos empleados y 42 millones de pesos de facturación. Administra olivares en la provincia de Catamarca.

Indalo SA: Empresa de colectivos de la provincia de Neuquén nacida en 1998, con 350 empleados en la actualidad y 54 millones de facturación.

Cristóbal López empezó a trabajar como repartidor de pollos del cria¬dero de su padre en 1971. Tenía nada más que 15 años. Un domingo a la tarde, después de comer, su papá invitó a jugar al truco al gerente del Banco Nación, sucursal Comodoro Rivadavia. Cristóbal lo eligió como pareja de juego. Al rato, como iban ganando, el adolescente le preguntó:

-¿Me podría dar un crédito para comprarme una camioneta?

El gerente no dijo que no:

-Si te lo firma tu madre, lo tenés adjudicado.

López presionó con fuerza a sus padres para conseguirlo. Esa misma semana empezó a repartir pollos frescos con su flamante vehículo. Su padre le había otorgado el mejor recorrido de toda la Patagonia.

-Con dos o tres negocios levantaba la misma plata que mis compa¬ñeros después de visitar como diez.

Antes de cumplir los 17, lo golpeó su primera frustración. Su padre le exigió que dejara el reparto para aprender a administrar la empresa. Los negocios crecían sin prisa y sin pausa por la contratación de sus camio¬nes para transportar combustible. Cristóbal le preguntó si era un ascen¬so. López padre le respondió que sí. Él le consultó entonces cuánto le pensaba pagar. Su padre, un andaluz de Almería de cuero duro, le res¬pondió:

-El mínimo.

El adolescente intentó resistir: el mínimo, comparado con sus ingresos de repartidor, era lo mismo que nada. Hasta planeó abandonar el hogar paterno con el dinero que tenía ahorrado. López padre resistió dos días con sus noches el amotinamiento de su mejor empleado. A Cristobalito se le vino el mundo abajo. Tardó unos cuantos años en comprender la decisión:

-Me preparó para heredar la empresa, y al poco tiempo se mató en un accidente.

En el transcurso de la primera charla, López pidió al periodista evitar el golpe bajo de recordar ese momento. Pero, ni bien terminó de decirlo, se explayó en los detalles del hecho.

Fue un domingo de 1976, a las seis de la mañana. Él se enteró una hora después y estuvo un año entero sin hablar con nadie que no fuera su hermana menor, María José.

Su mamá, su papá y el contador de la empresa salieron de madru¬gada rumbo a Loma de la Lata, Neuquén. Se trataba de la primera lici¬tación de Gas del Estado en la que iban a participar. Ya se la habían adjudicado, pero requerían su presencia en el lugar. Habían decidido que manejara Cristóbal, a bordo de la camioneta Ford F100 que siem¬pre usaban para los viajes largos, pero, durante el almuerzo del sábado, la mamá se quejó:

-¿Acaso soy la esclava de la casa? ¿Por qué no puedo ir con tu padre, y de paso paseamos un poco?

López padre no llevó la F100, sino el Peugeot 504, serie 2000, gomas G8, verde manzana y metalizado, modelo 1976.

-Era el mejor auto de Comodoro. Y lo teníamos nosotros.

Salieron de madrugada. Venían tomando mate, y sin cinturón de seguridad. Al padre de Cristóbal se le cayó algo. Se agachó para buscarlo y, cuando se incorporó, tenía un camión encima. Pegó el volantazo y el auto empezó a hacer trompos. El papá y la mamá salieron despedidos. El vehí¬culo los aplastó, matándolos de manera instantánea.

-Al que le tocaba hacer ese viaje era a mí -confesó Cristóbal, todavía lleno de culpa.

Me lo dijo mientras manejaba su camioneta Toyota último modelo desde More, el megagym que le instaló en el centro de Comodoro a su mujer, Muriel Sosa, hasta su casa de más de mil metros cuadrados ubica¬da a catorce kilómetros de allí, en Rada Tilly.

En 1977 su empresa de transporte empezó a comprar más camiones y obtener más contratos.

En 1980 fundó CLEAR, Cristóbal López Empresa Argentina de Reco¬lección.

En 1988 creó la Proveeduría de la Construcción

En 1989 obtuvo la concesión de los camiones Scania.

En 1991 se quedó, casi de prepo, como se verá más adelante, con la recolección de residuos de toda la ciudad de Comodoro Rivadavia.

También en 1991, y en la misma ciudad, ganó la licitación de su pri¬mer casino, y fundó Casino Club.

En el cuadro de integración que la consultora de prensa de López envió para aclarar cuánto dinero gana y a cuánta gente le da trabajo, hay varias perlitas que merecen ser destacadas. Los datos pertenecen a 2009.

El grupo declara una facturación de 3.028 millones de pesos y un total de 11.620 empleados.

López separa a Casino Club de HAPSA (Hipódromo Argentino de Palermo), los casinos flotantes y Tecno-Acción, la red de apuestas online.

Casino Club, solo, presenta una facturación de quinientos millones de pesos y da trabajo a 2.300 personas.

Pero HAPSA factura mil millones de pesos y tiene 1.800 empleados.

Y los casinos flotantes facturan seiscientos millones de pesos y dan trabajo a 2.300 personas.

De Casino Club López es socio mayoritario, con el treinta por ciento de las acciones, pero de HAPSA y los casinos flotantes tiene la mitad, que a la vez debe repartir con sus socios de Casino Club.

OIL M&S recauda 320 millones de pesos y da trabajo a 1.400 personas.

Cuando López sostiene que él empezó a hacer negocios antes de conocer a Kirchner, no falta a la verdad. Pero cuando afirma que "tiene lo mismo que tenía antes", lo que hace es manipular los datos.

Porque antes de la llamada de Néstor no tenía ni HAPSA ni los casi¬nos flotantes ni Oil M&S ni Tecno-Acción. Solo esas cinco empresas fac¬turan casi dos mil millones de pesos.

Sin incluir Palermo ni los barcos, Casino Club posee quince casinos y catorce salas de slot distribuidas en siete provincias. Y, desde su funda¬ción, opera 4.208 máquinas tragamonedas. Es decir: casi mil menos que las 5.100 "exigidas" para instalar en Palermo por el escandaloso decreto presidencial. Dentro de poco, cuando Casino Club inaugure su sede en Rosario, reportará dos mil maquinitas más.

Uno de los datos más llamativos sobre Casino Club también involucra a Kirchner. De los veintisiete emprendimientos de la sociedad anónima, veinticuatro fueron obtenidos por licitación. Los tres restantes pertene¬cen a la provincia de Santa Cruz. Cristóbal se los quedó por adjudicación directa de... Kirchner.

Uno fue el casino de Río Gallegos, inaugurado el 1o de febrero de 2003 por el intendente de la ciudad, el radical Héctor Roquel, y el gobernador Néstor Kirchner. Hacía dos semanas que el entonces presidente Duhalde había dado el apoyo público para la candidatura de Kirchner como pre¬sidente de la Nación.

El segundo fue el casino de Caleta Olivia. Y fue inaugurado el 19 de diciembre de 2003 por el intendente del Frente para la Victoria Fernando Cotillo. Sergio Acevedo era el gobernador y Kirchner, el Presidente.

El tercero se inauguró en El Calafate el 18 de noviembre de 2005. El intendente era Néstor Méndez, denunciado por repartir tierras a Kirch¬ner, sus parientes y decenas de funcionarios del Frente para la Victoria. El gobernador de la provincia todavía era Acevedo. Y Kirchner, además de Presidente, era el vecino más ilustre de la ciudad.

De todos modos, Cristóbal nunca podrá negar que la aparición de Néstor en su vida fue providencial. Y no solo porque la perforadora Alme¬ría Austral pudo seguir operando. También porque su recuperación le per¬mitió comprar más equipos y aumentar considerablemente su participa¬ción en el mercado de la perforación de pozos petroleros hasta alcanzar el 22,5 por ciento del total.

Tres años después de la amenaza de Kirchner a Oscar Vicente, en junio de 2001, Almería fue adquirida nada más ni nada menos que por su competidora Pride, a un precio que el mismo López consideró excesivo, mucho más allá de su verdadero valor.

PAG. 50


-No querían solo mis catorce equipos de perforación. Querían sacar¬me del mercado. Y eso les costó caro. Muy caro. No se lo voy a decir a usted, pero la AFIP sabe. Me pagaron por Almería más de cinco veces el valor real. Se podría decir que esa venta fue la primera coronación de mi carrera empresaria. Y también se podría entender por qué me enojo cuan¬do unos cuantos nietos de puta dicen que yo soy el testaferro o el socio de Kirchner. ¡Si, cuando yo vendí Almería, Kirchner no había asumido la Presidencia! -explicó en una de las dos entrevistas cara a cara concedidas al autor de este libro.

Cuando Kirchner empezó a pasarle las facturas de sus servicios de lobbista, Cristóbal López ya era rico, pero también vulnerable.

Veamos.

Un año después de que Pérez Companc bajara a Pride y le adjudicara las perforaciones a Almería, López visitó a Kirchner junto con otros colegas de la entonces flamante Cámara de Empresas de Servicios. Primero los reci¬bió De Vido y, después, el gobernador. La reunión nada tuvo de particular. Lo curioso sucedió horas después, cuando López recibió un llamado de un subordinado de De Vido. El mensaje fue en los siguientes términos:

-Necesitamos que tome a un obrero que se quedó sin trabajo. Es de una barriada pobre que manejamos nosotros. Tiene una familia grande, con muchos chicos. Esta semana se lo mando para allá.

López contrató al desocupado sin condiciones. Y sus gerentes consi¬deran esa llamada como "el primer pase de factura" después del recorda¬do gesto de Kirchner frente a Pérez Companc.

Cuando habla entre amigos, Cristóbal asegura que en su empresa de servicios petroleros Oil M&S llegó a contabilizar 350 desocupados que le fueron enviados por Kirchner para que les diera trabajo.

Pero su socio, Fabián de Sousa, tiene el dato preciso de todos los pedi¬dos de los funcionarios del kirchnerismo. De Sousa afirma, con la plani¬lla de Recursos Humanos en la mano, que desde que Cristóbal conoció a Kirchner y hasta julio de 2009, las empresas del grupo contrataron por sugerencia del ex presidente a 791 personas.

-Algunos de los hombres no estaban capacitados para ejercer ningún trabajo. Y muchos llegaron a nuestras compañías con serios problemas de salud, en especial alcoholismo. Pero nosotros los tomamos igual, por¬que a Néstor no se le puede decir que no -confesó De Sousa.

En el primer reportaje realizado en la mismísima cocina de su casa en Rada Tilly, López se negó a responder cuánto dinero había puesto para las campañas electorales municipales, provinciales y nacionales.

Sin embargo, y de inmediato, mostró en la pantalla de su iPhone un mensaje de texto. Esa exhibición y su razonamiento posterior muestran con crudeza el verdadero vínculo que Kirchner mantiene con los empre¬sarios considerados amigos.

-Fíjese, me está llamando Héctor Méndez, de la Secretaría (General) de la Presidencia. Quieren que nos hagamos cargo del alquiler de unos colectivos para un acto en Chos Malal (Neuquén). Ojo: eso también es plata. ¡Son como doce lucas!

-¿Y usted qué va a hacer?

-Se las voy a dar. ¡Qué voy a hacer! Así es Néstor. Él me ve a mí como colectivero y petrolero. En los dos primeros años de su gobierno me lla¬maba hasta tres veces por semana cuando tenía quilombos petroleros o energéticos. Me presentaba el problema y me pedía una solución. Enton¬ces nos sentábamos con Fabián (de Sousa), lo analizábamos y en pocos días le comentábamos nuestra posición. ¿La verdad? Algunas veces, nues¬tras ideas fueron tomadas y presentadas por él. Pero no muchas. Porque con él no dialogás. Él te habla sin esperar que le respondas. O te escucha, y después va y hace lo que quiere.

El empresario cree que Kirchner lo veía como colectivero porque López tiene una empresa de colectivos en Neuquén. Lo que ignora es que, aunque se trata de doce mil pesos, la entrega de los vehículos para ser usa¬dos en actos partidarios también puede ser mal entendida.

La obediencia de López a Kirchner no significa que se esté en presen¬cia de un hombre de negocios sumiso.

En Comodoro Rivadavia todavía se recuerda aquella escena épica, sucedida el 31 de mayo 1991. Fue en la puerta de la municipalidad y en horas de la mañana. Cristóbal hizo estacionar cincuenta de sus camiones Scania para demostrarle al intendente que su compañía tenía derecho a quedarse con el negocio de la recolección de basura.

CLEAR, de López, había ganado la licitación frente a su competido¬ra, Malvinas Argentinas, una empresa que operaba el negocio desde hacía catorce años. Sin embargo el intendente, Mario Morejón, insistía en pro¬rrogarle el contrato a Malvinas una y otra vez, con el argumento de que CLEAR no tenía la capacidad técnica ni económica para hacerse cargo del servicio.

Fue una lucha feroz que duró dieciocho meses. Una guerra infernal. Un tiempo en el que Cristóbal tenía una casa en el barrio industrial, en el medio de la nada, y cada tanto se despertaba con el temor de que sus ene¬migos le tiraran una bomba.

Envió solicitadas a los diarios locales cada dos semanas. Fue a la tele¬visión y polemizó con los secretarios de Gobierno y de Hacienda de la intendencia de Comodoro. Hasta que se dio cuenta de que, si no ponía en la calle los cincuenta camiones con compactadoras de basura nuevas, los ochenta y cinco carritos para los barrenderos, los uniformes, los vehículos levantadores de volquetes y los doscientos veinte contenedores, jamás iba a obtener ese contrato.

Tres días después de semejante demostración de fuerza, el intendente no tuvo más remedio que entregarle la concesión.

López sabe que semejante escándalo valió la pena: se trata de un negocio que todavía conserva.

Cristóbal recuerda aquellos días como sus tiempos de mayor audacia. Tiene razón. Porque seis meses después de haber estacionado los Scania ante la Municipalidad de Comodoro se metería en el negocio más redi¬tuable de toda su vida: el de los casinos y el juego.

Entre los hombres que conocen la verdadera historia de cómo hizo para entrar, cada tanto se repite, como si fuera un rito de iniciación, una pregunta. Es la pregunta "mágica" que su socio Ricardo Benedicto le hizo a López para convencerlo de que tenía que incorporarse en el negocio. La versión breve de la pregunta reza:

-¿La vas a dejar pasar?

Pero la frase completa es:

-Cristóbal, estamos frente a una oportunidad única. Decime, ¿la vas a dejar pasar?

Todo comenzó en el verano de 1991, en un viejo hotel, llamado Comercio, sobre la avenida principal de Puerto Madryn. La mujer de López se había ido de vacaciones allí junto con su hermano Jorge y la esposa de este, Adriana. Cristóbal llegó un sábado a la noche, durmió en el hotel y se levantó a desayunar. Mientras tomaba café con leche y comía su primera medialuna escuchó información de primera. La gente más poderosa de la ciudad comentaba cómo un empresario local, asociado con otro porteño, terminaba de ganar la licitación del casino de Puerto Madryn y cómo seguramente se quedaría con la siguiente licitación, la del casino de Comodoro.

"¡Qué hijos de puta!", pensó Cristóbal. "¡Estos son pesados de verdad! ¡Se van a quedar con todo!"

Sintió bronca y envidia a la vez. ¿Cómo un tipo de Madryn y otro de Buenos Aires se iban a quedar con lo que podía convertirse en uno de los mejores negocios en Comodoro?

Era el verano de 1990. Todavía no había casinos privados en la Argentina. El presidente Carlos Menem había pergeñado una jugada de negocios magistral. Le había quitado la potestad del negocio del juego a Lotería Nacional y se la había entregado a cada provincia. En¬tonces cada provincia empezó a organizar su propia lotería. Es decir: a licitar casinos.

Tan contrariado quedó López, que se empeñó en comprar el pliego de licitación para levantar el casino de Comodoro. Fue a la agencia de Lote¬ría donde debían de tener y lo pidió:

-Quiero un pliego.

El encargado había sido entrenado para evitar "competidores" ines¬perados.

-¿Y usted quién es?

PAG. 53


-A usted qué le importa: yo quiero un pliego para participar de la licitación que se va a llamar en quince días. Si no me lo consigue, lo denuncio.

Al otro día López concurrió con su abogado, Daniel Osmar "Cacho" Herrera. Veinticuatro horas después, Encarnación le dio el pliego en un sobre.

Cuando el empresario lo leyó, comprendió que la licitación queda¬ría desierta. El primer inconveniente era que el intendente pretendía que el nuevo casino se levantara en la curva donde estaba el cemente¬rio de los primeros colonos. Era la zona donde había más viento.

López no se presentó y esperó, paciente, otro llamado.

En el ínterin, Ricardo Benedicto, un hombre del que Cristóbal se había hecho muy amigo después de viajar juntos para ver al seleccio¬nado nacional en el Mundial de Fútbol de Italia de 1990, solo escu¬chaba las idas y vueltas de López alrededor del casino y permanecía en silencio. Ambos se desesperaban por imaginar cómo sería el nego¬cio del otro lado de la ruleta.

Benedicto era gerente general de la constructora Burgwardt y los socios de Cristóbal López le tenían cierta desconfianza. Benedicto tenía los horarios de trabajo que le imponía su oficina en Buenos Aires: arrancaba a las siete de la mañana y terminaba a las cinco de la tarde.

Como las empresas de López trabajaban hasta las diez de la noche, Benedicto siempre se hacía tiempo para pasar por la oficina de Cris¬tóbal.

-Este nos viene a espiar para cagarnos los negocios —le decía su socio a Cristóbal, porque a veces Burgwardt y las empresas de López competían en algunas licitaciones para transportar combustibles.

Un buen día, mientras Cristóbal desayunaba en el Hotel Comodo¬ro, Benedicto pasó con su camioneta F100 frente al ventanal y le hizo una seña para que saliera con disimulo, como si tuviera que hablarle de algo importante que nadie más debía escuchar.

López dejó de comer y se metió en la camioneta junto a Benedic¬to, para protegerse del viento y enterarse del porqué de tanto misterio.

-Parece que sale una nueva licitación.

-Si. Me llegó el dato.

-¿Y qué pensás hacer?

-Nada. Sabés que estoy hasta las manos.

En efecto, López estaba hasta las manos. El intendente de Comodo¬ro le había demorado los pagos correspondientes al servicio de recolec¬ción de basura en represalia por haberle cortado su acuerdo con Malvinas Argentinas. Por otra parte, no le daban las horas del día para asumir otra responsabilidad.

Entonces Benedicto fue a fondo y en menos de media hora desplegó sus mejores argumentos para pelear por el negocio y explotar el casino.

-Yo me ocupo de todo: compro el pliego, armo la sociedad, busco el lugar, lo alquilo, lo refacciono y contrato a la gente. Vos poné la guita ini¬cial y dame una participación en la compañía.

Cristóbal volvió a dudar:

-Tengo demasiado quilombo.

Y Benedicto le dio el empujón final:

-Decime, Cristóbal. Estás frente a una oportunidad única, ¿la vas a dejar pasar?

"¿La vas a dejar pasar?" fue la pregunta "asesina". La que le hizo pen¬sar a Cristóbal una y otra vez que jamás se perdonaría haberse perdido el negocio de su vida.

El empresario dijo que sí, y al mismo tiempo tuvo que aclararle a su esposa que por ahora no comprarían la casa de sus sueños, aquella que el gerente general de Pride acababa de poner en venta.

Cristóbal dio el sí, pero antes le hizo jurar a Benedicto que se ocupa¬ría de todo, desde el principio hasta el final.

López y Benedicto le ganaron la licitación a la empresa Punto y Banca por un margen mínimo en el precio.

Ahora, cuando cuenta los billetes que le corresponden por su partici¬pación en Casino Club, pero también cuando analiza el impacto de seme¬jante negocio en su imagen pública y la de su familia, Cristóbal recuerda aquella frase de Benedicto y sonríe con tristeza.

Él, como todos los hombres de negocios cercanos al poder, quisiera solo gozar de los beneficios que implica ser considerado el caballo del comisario. Pero no está dispuesto a pagar precio alguno por eso.

-Decime, ¿por qué puta razón tengo que pagar yo sólo el costo de ser considerado "el Yabrán de Kirchner", su palo blanco, el dueño del juego en la Argentina, si apenas tengo el treinta por ciento de Casino Club? ¡Lo único que falta es que digan que soy puto y falopero! Pero, a pesar de todas las operaciones que me hacen, ¡todavía puedo decir con la frente bien alta que en mis casinos no hay putas ni faloperos ni prestamistas!

En el capítulo siguiente el lector encontrará los hechos que dan consistencia a esas y otras sospechas.

PAG. 55

martes, 4 de mayo de 2010

El Dueño - Primera Parte - El Verdadero Kirchner - Capítulo 2

2



METAMORFOSIS


Néstor Kirchner fumaba Jockey Club, tomaba whisky Criadores, apostaba en la ruleta al número 29 y comía cualquier cosa, hasta que se asustó y su vida se transformó para siempre.

La metamorfosis incluyó cambios en sus maneras de acumular y de ejercer el poder.

El gran susto de Néstor ocurrió durante 1996, cuando comenzaba el primer año de su segundo gobierno en Santa Cruz.

Kirchner fue operado, con urgencia, de hemorroides. Y a las pocas horas pretendió ir a trabajar como si nada hubiese sucedido.

Las hemorroides son una afección consistente en la dilatación de las venas que se encuentran en la ampolla del recto y que llegan hasta el ano. Cuando las venas hemorroidales se dilatan, se pierde la capacidad de hacer retornar sangre por ellas. Las hemorroides pueden ser internas o externas según se produzcan dentro o fuera del ano. Los factores que propician su aparición son varios. Los más habituales: actividades que obligan a pasar varias horas de pie o sentado, y consumo de comidas picantes y bebidas alcohólicas.

A Kirchner no solo lo asustó la dolorosa intervención quirúrgica. El entonces gobernador ya sabía que padecía de una enfermedad llamada colon irritable. Y su temor era más justificado aún porque su padre había muerto a los 64 años como consecuencia de un cáncer de colon.

Al colon irritable también se lo llama intestino irritable y afecta al dieciséis por ciento de la población mundial adulta. Sus síntomas son fuertes dolores, gases e hinchazón del abdomen. También, diarrea y constipación intermitentes. Afecta a las llamadas personalidades de tipo A: individuos hiperactivos, competitivos, exitosos, exigentes y ansiosos. Muchos expertos vinculan el colon irritable con los estados de ánimo. Sostienen que el aparato digestivo se conecta con el plano emocional profundo, por lo que, cuando la garganta o el estómago se cierran, terminan afectando a todo el sistema. El jefe de Gastroenterología del Hospital Durand, Eduardo Segal, afirmó:

-El aparato digestivo es el primer receptor de todas las emociones.

PAG. 34
Los brotes de esta afección se producen por el consumo excesivo de comidas y bebidas o evidentes situaciones de estrés.

Kirchner venía de discutir muy fuerte con Eduardo "Chiquito" Arnold cuando tuvo que ser operado de urgencia.

El vicegobernador le había exigido el cumplimiento perentorio de un acuerdo previo. Pretendía que contrataran a un grupo de los adherentes a su corriente interna, Movimiento de Renovación Peronista, como asesores, en alguna parte del congreso provincial. Se habían levantado la voz, mal.

Al día siguiente de la discusión, Néstor hizo entrar al vice al comedor de la residencia del gobernador. Antes de que se sentara, le informó:

-Lo tuyo ya está arreglado.

Estaba pálido y ojeroso. Apenas se lo escuchaba. Arnold se inquietó:

-¿Qué te pasa?

-Me acaban de operar de hemorroides.

-¿Cuándo?

-Hace un par de horas.

-¿Y qué hacés acá? ¡Vos no podés estar laburando!

-No sé, muy bien no me siento... ¿Podés llamar a Luis?

Luis Buonomo es su médico personal. Cirujano, director del hospital regional de Río Gallegos entre 1992 y 1994, campechano y discreto, muchos consideran que no tiene el suficiente entrenamiento como para cuidar la salud de un Presidente. Tampoco la autoridad necesaria para tomar una decisión y lograr ser obedecido. Militó en política, pero nunca fue candidato. Junto con Alicia Kirchner, fue uno de los pilares de Néstor para desarrollar el sistema de salud de la provincia. En 2004 sintetizaba la relación con Kirchner como paciente con estas palabras: "El Presidente no es un sumiso; siempre quiere estar al tanto de todo. Si está convencido, cumple rigurosamente". De hecho, cuando Arnold lo llamó, se alarmó más que cualquiera al saber que Kirchner no estaba cumpliendo reposo absoluto en la cama de su casa.

Antes de ir a descansar, Lupo le pidió a Chiquito que no le comentara a su mujer que se había operado. Una semana después, Arnold se encontró con Cristina, Carlos Zannini y Daniel "Mono" Varizat, el minis¬tro de Gobierno que durante la huelga docente atropelló y lastimó a varias personas y en pocos meses salió en libertad. Ella lo increpó:

-¿Por qué no me avisaste lo de la operación?

-Porque el gobernador me pidió que no te diga nada.

-¡Pero el gobernador es mi marido, y yo soy su esposa!

Hubo unos segundos de silencio antes de que Chiquito retrucara:

-Vos serás la esposa, pero el culo es de él.

PAG. 35

Este diálogo ha sido rememorado una y otra vez por todos los que estaban allí presentes, menos Cristina. Zannini y Varizat se taparon la boca para no estallar en una estruendosa carcajada.

Más allá de la anécdota, a partir de entonces Kirchner cambió abruptamente su manera de comer y ciertos aspectos de su estilo de vida. Desde que lo intervinieron quirúrgicamente se alimenta sobre la base de pollo hervido, pescado y puré de calabaza. Toma poco café negro; prefiere mucha leche y apenas unas gotas de café, sin azúcar ni edulcorante. Además, camina o corre en una cinta por lo menos una hora por día.

Sus amigos de la época prehemorroidal juran que antes era otro tipo, que amaba las largas sobremesas, el whisky y el casino. Ellos aceptaron recordar varias situaciones que lo prueban.

Uno de sus acompañantes habituales comentó que algunos viernes se iba en auto de Río Gallegos a Caleta Olivia solo para jugar a la ruleta.

El vehículo lo manejaba casi siempre Ricardo Jaime, y nunca faltaba su asistente personal, Valerio Martínez. Pernoctaban en el Hotel Robert, un establecimiento de tres estrellas con cochera, confitería y salas de negocios. La especialidad del restaurante son los mariscos, el pescado casero y el cordero patagónico. Parece que el casino estaba demasiado cerca del Robert, y entonces se daban una vueltita.

En la época en que conducía el auto hacia Caleta Olivia, trabajaba en el área de Educación. Por esos días, don Vittorio Gotti, jefe del "Clan Gotti", familia a la que Lázaro Báez le habría quitado la empresa, se encargó de decir a todo el mundo que Jaime le había pedido diez mil dólares para irse de vacaciones. Situaciones como esta fueron las que después habría esgrimido Néstor para mandar a Jaime otra vez a Córdoba, su provincia natal.

-Jaime está tocando barrotes. Se hizo conocido por pedirle coima a una empresa y Kirchner lo echó -afirmó Arnold.

Como es sabido, en 2003 le levantó el castigo y lo hizo secretario de Transporte, cartera que le permitió cambiar su manera de vestir y de viajar.

Valerio Martínez era el asistente personal de Néstor. Fuentes muy seguras dicen que fue apartado de sus funciones porque habría intentado cobrar las audiencias que algunos empresarios le solicitaban al gobernador.

-Es cierto que Néstor apostaba. Siempre le jugaba al 29. Y parece que siempre ganaba. O por lo menos eso era lo que nos decía a nosotros -aseguró, con una sonrisa irónica, un alto funcionario provincial de aquella época.

-Es verdad, Néstor siempre le jugaba al 29, pero no ganaba nunca. Además, cuando se enloquecía, desparramaba las fichas por toda la mesa sin ninguna lógica. Sin la mínima martingala -aseguró un empleado que trabajó con él durante más de diez años.

PAG. 36

El empleado lo recuerda bien porque siempre le pedía plata. Y no solo a él, sino a todos los presentes en el casino en que se encontrara.

-Teníamos que hacer una vaquita de veinte o cincuenta pesos por cabeza. Después nos echaba y nos decía que quería estar tranquilo para jugar solo. Al rato, se acercaba e informaba: "Muchachos, no tuvimos suerte. Ahora me voy a jugar la mía".

Los más memoriosos sostienen que durante la convención que aprobó la necesidad de Reforma de la Constitución, en 1994, Néstor se trasladaba desde Santa Fe hasta Paraná para jugar a la ruleta en el Casino del Hotel Mayorazgo. Y un empleado indiscreto aportó datos valiosos que demuestran que el ex gobernador utilizó el avión oficial de la provincia para viajar a Mar del Plata durante la Semana Santa de 1998. La fuente precisó que, al aterrizar en el aeropuerto de Camet, se le pinchó una goma, y que ese fin de semana vieron a Kirchner probando suerte en el casino de la ciudad.

En los casinos, los restaurantes y algunos cafés de la Patagonia, y también de la ciudad de Buenos Aires, cada tanto se lo podía ver a Kirchner con un Jockey Club rubio en una mano y un vaso en la otra. En 1991, durante los festejos de la victoria electoral que lo hizo gobernador por primera vez, Kirchner y media docena de dirigentes terminaron en no muy buenas condiciones.

Sucedió dentro de la austera casa que Kirchner poseía en el barrio APAP (Asociación del Personal de la Administración Pública), exacta¬mente en la calle Monte Aymond 96. Esa madrugada daban rienda suelta a su alegría el anfitrión, su mejor amigo, Oscar "Cacho" Vázquez, y Carlos Pérez Rasetti, entre otros.

La fiesta terminó a las cinco de la mañana.

Se tomaron dos botellas y media de whisky argentino solo entre cinco personas. Entre los bebedores estaba Néstor Kirchner.

Criadores supo acompañar a Néstor en los peores momentos.

Se tomó un par de medidas con un poco de hielo en un snack bar enfrente del edificio de SOMISA, donde el entonces interventor de empresas públicas, Luis Prol, estaba por firmarle un adelanto de quince millones de dólares en concepto de regalías. Los necesitaba urgente para pagar los sueldos y los aguinaldos adeudados, y casi no los obtiene por culpa de su comprovinciano el diputado nacional Rafael Flores.

Fue a mediados de 1992. El "Colorado" Prol había sido defendido por Flores en la época de la militancia. El diputado, que había ido a acompañar a Kirchner, no tuvo mejor idea, en medio de la negociación, que enrostrarle a Prol su pertenencia al gobierno de Carlos Menem.

Néstor, al terminar la reunión, casi lo trompea.

Quizás el whisky que se tomó enfrente del lugar de reunión, mientras esperaba la respuesta de Prol, haya servido para evitar la agresión.

PAG. 37Durante su primer mandato como gobernador, Kirchner se estresó mucho, pero logró echar los cimientos para la construcción de un poder hegemónico.

La eliminación de las minorías en el Partido Justicialista, la destrucción de los organismos de control del Estado y la intromisión en el Tribunal Superior de Justicia fueron algunas de sus decisiones más importantes.

Pero durante su segundo mandato, después de la operación y los cambios de hábitos, culminó su obra maestra. Cuando la terminó, en 1999, ya casi nadie podía soñar con manejar ni el más humilde negocio en Santa Cruz sin la bendición del gobernador, que todo lo controlaba.

Kirchner no se privó de nada.

Impulsó una reforma política que terminó con la oposición.

Sedujo a los adversarios de su propio partido. Y conquistó a intendentes de la oposición a cambio de partidas de dinero oficial para sus municipios.

Asfixió a cientos de proveedores del Estado hasta ponerlos de rodillas.

Usó la obra pública para meterse dentro de la lógica de las empresas constructoras y beneficiar a unas pocas. El caso más conocido es el de Austral Construcciones, de su socio Lázaro Báez (véase Séptima Parte: Lázaro).

Dispuso la privatización del Banco de Santa Cruz y se la adjudicó al mismo grupo que en 2008 compró una buena parte de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), la empresa más grande y poderosa de la República Argentina (véase Cuarta Parte: Los Eskenazi).

La venta de la mitad más uno del banco de la provincia fue prece¬dida de un verdadero escándalo. La oposición siempre la consideró como una magistral jugada a dos puntas de Kirchner. Por un lado se sacó de encima la mochila de cerca de 170 millones de dólares que tenía la entidad, producto de los créditos incobrables (préstamos de dinero que se realizaron sin control alguno y con discrecionalidad, a partir del inicio del gobierno K). Y, por otro, le sirvió para mostrarse como un administrador eficiente, ya que a partir de la privatización el banco empezó a funcionar bien.

Al igual que con los famosos fondos de Santa Cruz, Kirchner jamás rindió cuentas sobre el manejo del dinero del banco oficial.

En setiembre de 1995, cuando su gobierno presentó el proyecto de venta por primera vez, fuentes oficiosas estimaban que la deuda irrecuperable era de aproximadamente 145 millones de dólares.

Un mes después la Legislatura de Santa Cruz aprobó la privatización por mayoría simple. La oposición votó en contra por partida doble: no estaba de acuerdo con privatizar el banco, y sostenía que, para hacerlo, se necesitaba de una mayoría calificada. De cualquier manera, no le alcanzó.

En diciembre del mismo año, tres diputados provinciales del Frepaso, Javier Bielle, Argentino Álvarez y Pérez Rasetti, entraron a la sucursal del banco en Río Gallegos y se quedaron una semana entera. Pretendían saber cuál era el verdadero monto de la deuda y la identidad de los principales deudores.

PAG. 38

Kirchner les mandó a decir que iba a mandarles pan dulce y sidra para las fiestas, que estaban por llegar.

Entre la aprobación de la ley y la entrega efectiva del banco a la familia Eskenazi se produjo un verdadero desbarajuste. Esto fue lo que pasó:



* Se rompió la cadena de pagos y la mayoría de los proveedores cobraba con tres meses de demora.

* Fueron imputados y procesados el presidente del banco, Eduardo Labolida, y el hombre de Kirchner en el banco, Lázaro Báez. Los cargos: contratar a un estudio de abogados privados para que se hiciera cargo de la cartera de incobrables. (En El amo del feudo, el libro escrito por el periodista Daniel Gatti, se cuenta cómo Báez, con la ayuda de su amigo, el gobernador, logró recusar al juez y resultó sobreseído).

* Se iniciaron decenas de demandas por los irregulares otorgamientos de créditos. Uno de los más grandes fue concedido a la firma Gobbi, representante de Mercedes Benz en Río Gallegos. El banco se había tomado la atribución de prestarle diez millones de dólares ¡sin garantía!

* Otro polémico beneficiario fue Daniel Mauricio Mariani. No solo andaba por la calle con la frente bien alta, a pesar de ser un deudor incobrable del Banco de Santa Cruz: años más tarde logró ocupar un lugar en el Tribunal Superior de la provincia, el equivalente a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Lo hizo el 18 de junio de 2003, para reemplazar nada menos que a Carlos Zannini. Los enemigos de Mariani sostienen que además contaba malos chistes. Tenía un negocio de neumáticos llamado Todo Goma y afirmaba que abriría una sucursal en Chile con el nombre de Harto Caucho.



El 16 de julio de 1998 se hizo efectiva la privatización del banco.

Pero, horas antes del traspaso de acciones, sucedió lo que después se llamó "La Otra Noche de los Lápices".

-Esa noche, si debías doscientos, pagabas sesenta y no tenías más deuda. Simplemente desaparecía -se le escuchó decir, en una reunión de su línea interna, al vicegobernador Arnold.

A Chiquito le consta que algunos habrían hecho muy buenos negocios.

Al otro día le pidió una reunión urgente al gobernador y le contó lo sucedido.

PAG. 39

Kirchner le respondió casi lo mismo que le había dicho aquel sábado de setiembre de 1995, cuando Arnold le planteó que alguien le había pedido una coima a su amigo Tony Torresín para destrabarle un crédito de tres millones de dólares destinados a construir el Dique Seco.

-Si lo que me contás es así, andá a la Justicia y chau -cortó por lo sano Lupo.

En ese momento el presidente del Tribunal Superior de Justicia era Jorge Ballardini. Proveniente del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), había sido captado por Kirchner en 1991. Fue asesor general de la gobernación, fiscal de Estado y apoderado del Partido Justicialista. Ballardini fue uno de los hombres que decidió echar al combativo procurador Eduardo Sosa. Y, como si eso fuera poco, más tarde ayudó, mediante una caprichosa interpretación, a que Kirchner pudiera ser reelecto gobernador de por vida. Fue cuando le permitió convocar a la Asamblea Constituyente por medio de una consulta popular.

El actual juez de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni comparó ese llamado con una actitud tramposa propia del nazismo.

Arnold lo sospechaba: ahora tampoco Kirchner impulsaría una seria investigación.

Dos de sus ex aliados y amigos sostienen que, en ese momento, Néstor se sentía más que impune.

-Tenía la sensación de que era inmortal.

En 2004, cuando ya había asumido como Presidente, Kirchner sintió que, de verdad, se moría.

Fue en la cama del hospital público José Formenti de El Calafate. El diagnóstico: gastroduodenitis erosiva aguda con hemorragia. La causa: un fortísimo analgésico y antiinflamatorio llamado ketorolac. Se lo había suministrado el número dos del PAMI, José Bochi Granero, a pedido del propio paciente, quien se quejaba por el dolor de un tratamiento de con¬ducto que le estaba haciendo su dentista, Luis León. Granero es odontólogo, pero no era el de Kirchner.

Este tomó el medicamento, sin consultar con su médico personal, el jueves 8 de abril. Empezó a sentirse mal casi de inmediato. De todos modos se subió al avión presidencial y se fue a Río Gallegos. Habló con Buonomo, quien le suplicó que no viajara a El Calafate. Néstor lo ignoró. Por la noche empezó a vomitar y a defecar sangre. Primero en su propia casa. Después en el hospital, adonde fue llevado de urgencia.

El viernes a la mañana nadie sabía dónde estaba parado. Los primeros análisis indicaban que tenía profundas heridas en el aparato digestivo. La primera dama había ordenado que nadie viajara a la provincia de Santa Cruz. Casi nadie en el gobierno sabía cuál era el estado de situa¬ción. Solo Buonomo; Cristina; su secretario, Rafael; y los secretarios de Néstor, Daniel Muñoz y Daniel Álvarez.

No solo Cristina pensó lo peor.

PAG. 40

También lo supuso, por un momento, una de las asistentes médicas que lo acompañó durante los seis días que permaneció internado. Lo quiere y se confiesa una kirchnerista de la primera hora. Prefirió mantener su nombre en reserva porque no desea que la gente después empiece a preguntarle. Es muy creyente y pertenece a la iglesia evangélica.

Ella reveló que Kirchner estuvo peor de lo que se informó, y que tuvo que ser sometido a una transfusión de sangre. Agregó que ella misma transportó seis sachets de sangre proveniente de donantes del hospital de Río Gallegos, una cantidad equivalente a la mitad de los glóbulos rojos de todo su cuerpo.

También contó que antes de la transfusión, el Presidente se mostró aterrado y le pidió que rezaran juntos.

Ella le explicó que los protestantes no rezan. De cualquier manera, le tomó la mano y oró:

-Señor, te pido que bendigas al hermano Néstor. Él ahora necesita de tu ayuda.

La asistente recordó que el paciente tenía la mano muy fría y estaba muy pálido, casi cadavérico, debido a la cantidad de sangre que había perdido. Además, precisó que Cristina parecía más controlada y que no dejó entrar a su suegra, Juana, para que no se pegara el susto de su vida.

Más allá del ocultamiento de la información, más allá de la irresponsabilidad de un jefe de Estado que se automedica sin la expresa autorización de su médico personal, hacía una semana que Kirchner venía soportando el estrés de su primera derrota política: la multitudinaria marcha de Juan Carlos Blumberg en demanda de mejores leyes y más seguridad.

Blumberg es el padre de Alex, el chico que el 23 de marzo de 2004 murió asesinado de un balazo en la sien, después de haber sido secuestrado "al voleo". Tenía apenas 23 años, y de inmediato todo el país se conmovió con la lucha de su padre, ese hombre de pelo muy blanco.

El Presidente ya lo había recibido, pero la verdad es que no acertaba a identificar cómo podía zafar de semejante embrollo político.

Era la primera vez, en muchísimos años, que Kirchner perdía la iniciativa y no sabía para dónde agarrar.

-En efecto, perdió el invicto -aceptó un ex ministro con relativa influencia sobre él.

La fuente coincide en que, a partir de ese momento, acentuó sus peores características políticas y psicológicas.

Se encerró en sí mismo y comenzó a tomar decisiones sin ni siquiera consultar a hombres como el entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el ministro Julio De Vido y el secretario Carlos Zannini.

PAG. 41

Se volvió más desconfiado y empezó a pedirle a la SIDE toneladas de información sobre sus adversarios políticos, pero también sobre sus hombres más leales.

Dejó de recibir a medios y periodistas que no apoyaran abiertamente a su gobierno.

Puso en la vereda de sus enemigos a cualquier político de Santa Cruz que no cumpliera sus órdenes para la provincia al pie de la letra.

Se aferró a los viejos ritos que lo habían hecho cada vez más poderoso en la tierra donde nació. Y supuso que con dosis mayores de la misma lógica podría administrar el país.

Ese momento constituye un punto de no retorno:

-Lo prefería más gordo, con el vaso de whisky en la mano, el faso entre los dedos y las fichas de casino. Era igual de loco, pero por lo menos nos escuchaba, y tenía un fino olfato político y mucha sintonía con la gente -se lamentó alguien que lo conoció en 1973, y lo acompañó y sufrió durante los últimos veinte años.

Él, igual que Sergio Acevedo, Rafael Bielsa, Luis Juez, Alberto Fernández, Aníbal Ibarra y Felipe Solá, añora al presidente Kirchner anterior a la Semana Santa de 2004.

El que reconstruyó la autoridad presidencial.

El que ayudó a formar la mejor Corte Suprema de toda la historia del país.

El que prometió destruir al PJ corrupto y clientelista empezando por los más emblemáticos intendentes del conurbano bonaerense.

El que derogó las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final y aceleró los juicios contra torturadores, asesinos y usurpadores de bebés.

-Lo encandilaron las luces de Buenos Aires y los viajes por el mundo. Pensó que podía repetir con la Argentina el gran éxito que logró con Santa Cruz. Pero, cuando se quiso acordar, ya no podía volver a Río Gallegos, la ciudad en la que nació.

El análisis, crudo, brutal, corresponde a un "pingüino" de la primera hora. Un cuadro que hasta hace poco decoró la oficina de la calle Olga Cossettini 1553, en Puerto Madero, desde donde se suponía que Néstor activaría la política mientras Cristina gobernaba.

Él, como Néstor, nació en Santa Cruz y fue uno de los primeros en recibir los fuertes cachetazos políticos propinados por los docentes santacruceños, cuya lucha devino bandera nacional.

-A partir de ese momento, Lupo perdió la brújula. Cortó raíces. Le dio la espalda a su gente y a su historia.

Todas las encuestas de imagen lo ratifican. Todas las decisiones que tomó desde el conflicto docente en adelante también. La estrella de Kirchner empezó a apagarse.

Y todo empezó a irse barranca abajo (véase Epílogo).

PAG. 42

lunes, 3 de mayo de 2010

El Dueño - Primera Parte - El Verdadero Kirchner - Capítulo 1

PRIMERA PARTE

EL VERDADERO KIRCHNER

1







"LA VENGANZA DEL BOLUDO"



Lupo simuló:


-Si es así como vos decís, vamos a la Justicia. Yo te acompaño. Que los hagan mierda a todos.

Chiquito no lo tomó en serio:

-No me jodas. Si en esta provincia, la justicia no existe...

Uno era el gobernador de Santa Cruz, Néstor Carlos "Lupo" Kirchner. El otro, su vicegobernador, Eduardo Ariel "Chiquito" Arnold.

A Kirchner le dicen "Lupo" por su parecido con Lupín, aquel personaje de historieta, simpático piloto de aeroplanos, creado por Guillermo Guerrero en la década de los cincuenta.

Arnold mide más de un metro noventa. Lo llaman "Chiquito" porque tiene las espaldas de otro Arnold, el actor cuyo apellido es Schwarzenegger.

El encuentro se produjo un sábado a la mañana del mes de setiembre de 1995, una semana antes de la elección que los consagraría gobernador y vicegobernador por segunda vez. Fue reconstruido por el propio Arnold, con lujo de detalles, frente a un grabador, para esta investigación.

Chiquito tenía las evidencias de algo que parecía irregular.

Por eso Kirchner no lo había recibido en la Casa de Gobierno provincial, sino donde se hablaban las cosas que nadie debía escuchar: en la resi¬dencia oficial del gobernador, en Alcorta y Rivadavia, Río Gallegos.

Arnold conocía las circunstancias del hecho por tres razones. Una: se las había contado uno de los partícipes. Dos: el involucrado en cuestión era un amigo suyo con el que compartía el departamento del piso 14 de Cerrito al 1400, en Buenos Aires. Y tres: ese amigo, el Flaco Tony, se lo había confesado, desesperado, en circunstancias extremas; es decir, cuando Arnold entró en el departamento y lo sorprendió en el balcón miran¬do hacia el vacío.

-Estoy quebrado y voy a ir preso -fue lo primero que le dijo su amigo.

El Flaco Tony se llama Juan Antonio Torresín y es empresario de la industria naval. En ese tiempo trabajaba a destajo junto con su socio, Manuel Pantiga, para terminar el Dique Seco de Puerto Deseado, un lugar para reparar enormes barcos pesqueros fuera del agua. Tony y Manolo eran casi como

PAG. 12

hermanos. Entonces manejaban Yacaroe, el único boliche bailable que todavía funciona en la ciudad.


Aquel día, el Flaco Tony le habló a Chiquito con la sinceridad del atormentado.

Le reveló que dos años antes había ido junto con Manolo a pedirle al propio Kirchner un crédito por tres millones de dólares para terminar la construcción del Dique Seco, y que éste se los había negado. Según Arnold, el gobernador, de todos modos, los mandó de inmediato al Banco de Santa Cruz, para hablar con un hombre de su confianza, Lázaro Báez, pero este también les dijo que no había dinero. Finalmente caminaron tres cuadras hasta el Hotel Costa Río, donde tenían reservada una habitación. Allí Torresín y Pantiga se estaban dejando ganar por el desánimo, cuando alguien los llamó. Lo conocían poco y nada. Atendió el primero:

-¿Qué están haciendo?

-Acá, en la habitación, tomando mate...

-Voy para allá. Tengo que decirles algo.

Entonces el hombre, sostuvo Torresín, fue hasta el hotel y habló sin rodeos:

-¿Ustedes fueron al banco a buscar plata?

-Sí.

-No había, ¿no?

-No.

-¿Y cuánto necesitan?

-Tres palos.

-¿Y todavía los quieren? Porque, si todavía los quieren, yo se los consigo...

Tony le explicó a Chiquito que el hombre les habría pedido un porcentaje del veinte por ciento por la gestión y que ellos, los empresarios, habrían aceptado.

El hombre que fue a visitarlos al hotel no es de las figuras más rutilantes del kirchnerismo, pero en Río Gallegos lo tienen bien registrado.

Se llama Vicente Mayeste y le dicen "Pelado". Con Documento Nacional de Identidad 7.819.361, figura como socio en SIMASA (Ingeniería Sima S.A.), empresa de servicios y transporte de cargas líquidas, incluido petróleo.

El día que Daniel "Mono" Varizat, ex secretario de Gobierno de Santa Cruz, embistió contra una manifestación de docentes lo hizo con una camioneta Grand Cherokee, patente DTX 280, propiedad de la empresa SIMASA. El otro socio en SIMASA es su hermano Miguel, vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Comercio, Industrias y Afines de la ciudad. Miguel también corre en Turismo Carretera y se presentó como candidato a intendente en 2007, por uno de los sublemas del Frente para la Victoria (FV).

El Pelado Mayeste no tenía un puesto formal en el Banco de Santa Cruz pero, según Arnold, movía influencias.

PAG. 13


Lázaro Báez, el otro participante en el escándalo de Dique Seco, era solo un adscripto a la gerencia general del Banco de Santa Cruz, y no reportaba a su presidente, Eduardo Labolida. Ex cadete y ex cajero desde 1991, cuando asumió como gobernador, Lázaro tuvo en el banco una carrera rápida.

Báez "era" Kirchner.

Hasta ese momento manejaba un Ford Falcon modelo 72, estaba casado y su humilde casa se encontraba en el barrio social llamado "499 viviendas" (véase Séptima Parte: Lázaro, Capítulo 1: Lázaro es Kirchner).

Con el paso del tiempo se transformaría en multimillonario, empresario de la obra pública, petrolero y, según una denuncia judicial, socio o presunto testaferro de Kirchner. En otro capítulo se verá cómo ambos arreglaron sus respectivas declaraciones juradas para evitar ser investigados por los funcionarios de la AFIP (véase Tercera Parte: El Presidente más rico de la Argentina, Capítulo 1: El arreglo).

Ahora volvamos al living del departamento de Cerrito al 1400.

En plena confesión, Torresín le contó a Arnold que su desesperación se debía a dos causas diferentes.

Una era el miedo a ir preso.

El empresario naval habría cometido la "imprudencia" de pagar la gestión de Mayeste con cheques de su cuenta personal. Entonces los agentes de la Dirección General Impositiva (DGI) le estaban pidiendo explicaciones, alertados por el monto de sus gastos particulares.

La otra causa de su zozobra era que le habían "cortado el chorro". Es decir que, de un día para el otro, y cuando llevaba el sesenta por ciento de la obra realizada, las cuotas del crédito dejaron de fluir.

¿Qué pasó después de la cumbre entre el gobernador y su compañero de fórmula? Nada.

A sus íntimos, Arnold les jura que no tiene idea de cómo terminó la cosa. Él hace tiempo que no habla más ni con Tony ni con Néstor.

Lo que sí se sabe es que el Dique Seco de Puerto Deseado fue inaugurado el 16 de noviembre 1997 y que Torresín continúa trabajando ahí. También, que se peleó con su socio, Manuel Pantiga, y se juntó con el hermano de este, Raúl Pantiga, y que la pelea habría tenido que ver con aquel escandaloso hecho.

Arnold, además, piensa que su diálogo con Kirchner quizás haya servido para completar la parte del crédito que faltaba.

El caso de Dique Seco demuestra que los negocios del kirchnerismo empezaron mucho antes de lo que la mayoría supone y que no se trataría de un hecho aislado, sino de un plan político y económico con el objetivo de llegar a la Presidencia y manejar el país durante dos décadas.

Arnold sostiene que ese día, en la residencia del gobernador, Néstor hizo un paso de comedia que habría consistido en llamar por teléfono a Lázaro, preguntarle a los gritos si lo que le estaba diciendo Chiquito era verdad, cortar y, al final, gritar de nuevo:

PAG. 14

-¡Andá a la Justicia! ¡A mí no me importa nada! ¡Que hagan mierda a Lázaro! ¡Que hagan mierda a todos, si es así como vos decís...!

Arnold no fue a la Justicia, porque sabía que en Santa Cruz ningún funcionario va preso.

Además, Kirchner terminaba de ampliar, de tres a cinco miembros, el Tribunal Superior de Justicia. Y tres de los cinco nuevos jueces habían sido designados por él. Fue el mismo tribunal obediente que despidió al incorruptible procurador Eduardo Sosa. El mismo máximo tribunal que ayudó al gobernador a conseguir la reelección indefinida.

Sosa todavía pelea por su reincorporación. Lo echaron porque tuvo la osadía de investigar al estudio del abogado salteño José Manuel Saravia. El estudio había cobrado más de doce millones de pesos de la Corte Suprema por asesorar a la administración santacruceña en el tema de los fondos derivados del pago de las regalías petroleras. Sosa quería saber por qué un particular había cobrado tanto por realizar un trabajo que le correspondía hacer gratis a la Fiscalía del Estado.

Chiquito no fue a Tribunales, tampoco renunció, y continuó junto a Néstor hasta el final del segundo mandato de este como gobernador, en 1999.

Hace tiempo que ambos son adversarios políticos.

Pero ahora Arnold dice a quien quiera escucharlo que, a partir de esa escena, Kirchner le retiró la confianza.

También afirma que la trama de Dique Seco significó la primera gran sorpresa que se llevó con Néstor.

La segunda gran sorpresa la experimentó años después, el 25 de mayo de 2003, día de la asunción de Kirchner, cuando lo vio juguetear con el bastón presidencial.

En aquel momento Arnold cayó en la cuenta de que el chico acomplejado que conoció cuando eran casi niños se había transformado en una poderosa máquina de acumular poder. Que aquel flaco tímido, de anteojos enormes, ojo desviado y problemas de dicción había pasado a ser el Presidente más rico y más ambicioso de la historia del país. Alguien con pretensiones de formar parte del poder permanente. Es decir: el único Dueño de la Argentina.

Días después, en rueda de amigos, Arnold se prometió que en algún momento escribiría un libro. El título tentativo no es un secreto, porque se lo comentó por lo menos a diez personas distintas, las mismas a las que confesó lo que había pasado con el Flaco Torresín. Igual, duda de que alguna editorial se anime a publicarlo con ese nombre: "La venganza del boludo".

Contaría la historia de ese pequeño atormentado que, al convertirse en hombre, usó su resentimiento original para colocarse por encima de todos.

PAG. 15

En efecto, Néstor fue un niño con problemas de salud y un adolescente que vivió traumatizado por las burlas de sus compañeros del colegio secundario.


Nació el 25 de febrero de 1950 en Río Gallegos, con una fisura y perforación en el paladar causa de un trastorno del habla que con el tiempo se haría cada vez más evidente.

Antes de los 7 años contrajo tos convulsa. También conocida como pertusis, es una infección del sistema respiratorio provocada por una bacteria llamada Bordetella pertusis. Los accesos de tos convulsa suelen durar más de un minuto, y cuando no se los controla pueden ocasionar otras afecciones. El niño Néstor la habría contraído por contagio. La consecuencia habría sido el estrabismo.

El estrabismo es la desviación de los ojos. Ahora lo sufre el cuatro por ciento de los niños y, si no se lo corrige a tiempo, la desviación se hace crónica.

Sus papás, el argentino Néstor Carlos Kirchner y la chilena María Juana Ostoic, intentaron corregir el estrabismo de su hijo, sin éxito, con el uso de unos enormes anteojos.

A los 12 años Néstor ingresó en el colegio secundario. Lo hizo en la Escuela Nacional Mixta con Bachillerato Anexo, República de Guatemala. Ex compañeros consultados para esta investigación afirmaron que por aquella época su vida de estudiante era casi un calvario.

Luis María Aguilar Torres lo guarda en su memoria. Es uno de los pocos profesores que todavía están vivos y aceptaron compartir sus recuerdos. Nacido en 1930, radical, defensor de presos políticos y docente de educación media y universitaria, testimonió:

-Cuando pasaba el frente, le hacían de todo, desde correrle el banco para que se cayera hasta atacarlo a tizazos. Pobre, lo tenían para el cachetazo...

Y una ex compañera añadió:

-Era el "Pan Triste" de la clase. En los recreos tiraba trompadas al aire, pero no le acertaba a ninguno. Yo le tenía cierta conmiseración. Era el más alto, el más tímido y el blanco de las peores burlas.

La mujer pidió mantener su nombre en reserva. También su ocupa¬ción, y la fecha exacta en la que compartieron esos recreos: sigue viviendo en Río Gallegos y teme las represalias. No fue la única de sus ex compañeros que lo recordó para esta investigación, pero sí una de las más preparadas e inteligentes. Ella elaboró una hipótesis, compartida por pro¬fesionales de la psiquiatría y amantes del teatro, al comparar a Néstor Kirchner con Ricardo III, el protagonista de una de las obras más conocidas de Shakespeare.

Ricardo III de Inglaterra nació el 2 de octubre de 1452 y fue rey hasta el día de su muerte, el 22 de agosto de 1485.

Tomás Moro, en su trabajo sobre la historia de Inglaterra, lo hizo aparecer deforme, rengo y jorobado. Más tarde Shakespeare se basó en esa leyenda para escribir su obra.

PAG. 16

En Ricardo III, los problemas físicos de su protagonista constituyen uno de los dos grandes ejes de la historia. El otro es la búsqueda desmesurada de poder por cualquier medio: la traición, la mentira y hasta el asesinato.

-Kirchner bien puede ser considerado el Ricardo III argentino del siglo XXI. Aunque yo no desestimaría que, detrás de esa carrera hacia el poder absoluto, se esconda la necesidad de ser aceptado -interpretó uno de los psiquiatras más respetados y premiados de la Argentina.

La necesidad de ser aceptado bien pudo haber sido una de las obsesiones del Kirchner niño y adolescente.

Cuando Néstor ingresó en primer año, su hermana Alicia Margarita cursaba quinto en el mismo colegio, y estaba un grado adelantada.

El segundo año del secundario, Néstor intentó cursarlo como pupilo en la Escuela Técnica Salesiana de Río Grande, Tierra del Fuego, pero terminó volviendo tres meses después. En una de las pocas biografías que sobre él se han escrito hasta ahora, el periodista Walter Curia confirmó que, de catorce compañeros, terminó undécimo en el orden de mérito.

En tercer año, Lupo se llevó seis materias a diciembre.

En cuarto, lo mandaron seis veces a diciembre y dos más a marzo.

A los 16 años tuvo lo que podría considerarse uno de los más fuertes golpes de autoestima: su solicitud de ingreso en el magisterio fue rechazada.

En una época en la que estaba prohibido escribir con la mano izquier¬da, su problema de dicción fue determinante. Se lo comunicó la directora del Colegio, Anita Flores de López. Además, lo obligaron a tramitar su inscripción a quinto año de bachiller.

-Yo sé que Néstor y sus padres suplicaron, pero que las autoridades de la escuela fueron inflexibles -recordó un ex compañero que en la actualidad es su adversario político.

Kirchner perdió el año y terminó recibiéndose sólo en diciembre de 1968. Faltaban dos meses para que cumpliera 19 años.

El día en que fue rechazado como candidato a maestro, Néstor fue consolado por el docente que más lo quería.

Se llama Emilio García Pacheco. Tiene 85 años. Profesor de Historia, Geografía y Gimnasia en la época de Lupín, García Pacheco es además periodista, psicólogo social y director de la Casa de España en Río Gallegos. García siente como un pecado haber sido funcionario de la dictadura en la provincia de Chubut, pero reivindica su condición de periodista oficialista y kirchnerista. A partir de 2007 trabaja en un programa del canal del ex chofer e incondicional de Néstor, Rudy Ulloa Igor. La veterana dirigente radical y ex intendenta de Río Gallegos durante la dictadura, Ángela Sureda, considera a García Pacheco el responsable de lograr que Kirchner recuperara la confianza en sí mismo. Sureda, apodada "La Dama", llama a García Pacheco "El Padre del Monstruo".

PAG. 17

El profesor recuerda que aquel día su alumno estaba "deprimido". Entonces lo llevó a su propia casa, le sirvió algo de tomar y sentenció:

-Néstor, entre los infradotados y los superdotados hay una línea muy finita. La mayoría, como vos y yo, estamos en el medio. Lo que diferencia a los tipos comunes de los que no lo son es la voluntad.

Cuarenta y dos años después, el ex canciller de Kirchner, Rafael Bielsa, opinó:

-Néstor llegó a Presidente porque tiene la voluntad de Alejandro Magno. Si hasta se le nota en la forma de caminar... ¿No te fijaste cómo avanza, como si estuviera rompiendo el viento...?

A los 19 años Kirchner entró a estudiar derecho en la Universidad de La Plata. Algunos creen que ese fue el primer cambio profundo en su personalidad retraída.

Un dirigente de Santa Cruz que ocupó altos cargos ejecutivos en Río Gallegos y actualmente representa a la provincia en el Congreso nacional, lo planteó así:

-Por un lado seguía siendo suplente en todos los equipos de básquet de la universidad. Y, por el otro, sedujo a una de las chicas más lindas de la facultad, se casó con ella y se la trajo a vivir a Río Gallegos.

Enseguida, Lupo empezó a militar en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN). Para entonces, la FURN peleaba contra la dictadura del general Juan Carlos Onganía y se consideraba el semillero estudiantil de la Gloriosa Juventud Peronista (JP). Entre sus compañeros estaban el actual embajador en España, Carlos Bettini, y Rafael Flores.

Flores es una de las personas que más y mejor conoce a Néstor Carlos Kirchner.

No solo fueron al mismo colegio y compartieron la militancia y la vida en la universidad; también estuvieron presos juntos, se enfrentaron como abogados, fueron aliados y adversarios políticos. Hasta que, un día de 1994, "El Rafa" se marchó, decepcionado.

En la entrevista que mantuvimos para este trabajo, Flores fue lapidario. Aseguró que durante la militancia, en La Plata, Néstor no había sido un héroe:

-Más bien fue uno del montón.

Confirmó que Kirchner formó parte de la columna que, el 17 de noviembre de 1972, acompañó el primer regreso del general Juan Domingo Perón. Que también estuvo presente el 20 de junio de 1973 en la trágica matanza de Ezeiza. Y que además asistió a la Playa de Mayo el día en que el presidente Perón les gritó a los Montoneros: "Imberbes, esos estúpidos que gritan".

Flores aceptó que Kirchner y él mismo sufrieron por la desaparición y los asesinatos de muchos compañeros a los que conocían bien, pero negó que Néstor haya formado alguna vez parte de la organización Montoneros, ni de su comando político ni de su brazo armado. E informó:

PAG. 18

-Cuando Montoneros pasó a la clandestinidad, Néstor ya se había ido de la FURN. Sin embargo, contaba historias de enfrentamientos como si él hubiera sido el protagonista -recordó.

Flores explicó que, igual que muchos, Néstor, su esposa Cristina y él mismo volvieron a la Patagonia después del golpe de 1976 para evitar la persecución de la dictadura y dedicarse a la profesión.

Acto seguido, comentó con lujo de detalles la circunstancia de la detención de ambos. Una situación que todavía Kirchner presenta como algo más heroico y dramático de lo que en realidad fue.

Los citaron por carta el 27 de febrero de 1977.

Néstor y Rafa creyeron que se trataba de un trámite vinculado con la prórroga del Servicio Militar Obligatorio con la que ambos habían sido beneficiados.

La detención no fue violenta.

Les permitieron dejar los autos estacionados frente al Casino de Oficiales de la unidad militar.

El interrogatorio fue cordial. Tuvo lugar en el propio casino, y los hicieron sentar en sillones de cuero.

El "interrogador" fue el coronel Alberto Calloni, amigo de los padres de Flores y también de los de Kirchner.

Les preguntaron cosas "inofensivas", si se las compara con los típicos interrogatorios de la época.

Los acompañaron a sus domicilios particulares para que avisaran que iban a estar "un par de días detenidos". En efecto: estuvieron detenidos dos días, y después los liberaron.

Un amigo de Néstor que en 1973 militaba con él en la unidad básica Mártires de Trelew explicó que no comparte la visión maniquea de Flores. Recordó que, Kirchner y Cristina, en la casa de los padres de ella, en La Plata, refugiaron a una pareja de compañeros que meses después desapareció. Ese amigo aceptó que, como otros, Néstor todavía siente culpa por seguir vivo.

El amigo prefiere dejar su nombre en reserva. Ahora trabaja para Carlos Reutemann, pero no quiere sufrir la venganza de Néstor. Es la misma persona que muchos años después, en 1987, durante una campaña electoral, comprobó no solo que a Kirchner lo atormentaban los fantasmas de la persecución de la dictadura, sino que también sufría de sonambulismo.

Eran las cuatro de la mañana. Compartían la habitación de un hotel en Caleta Olivia con el Lupo y Juan Carlos Villafañe, ex intendente de Río Gallegos. De repente, Néstor, sin despertarse del todo, se levantó de la cama apenas vestido con la camisa con la que había estado todo el día, los calzoncillos y unas medias tres cuartos, caminó unos pasos y empezó a gritar como alma en pena:

PAG. 19

-¡A mí no me van a llevar! ¡A mí no me van a llevar, milicos hijos de puta!

En 1974 Kirchner participó como extra en La Patagonia rebelde, la emblemática película realizada por Héctor Olivera y escrita por Osvaldo Bayer. Hizo de huelguista e intentó convencer a Bayer de que no había sido su abuelo el que apoyó la matanza de los obreros, sino el hermano de su abuelo. Bayer no le creyó, y años después fue reprendido por Cristina, a la salida de un canal de televisión:

-Osvaldo, ¿por qué sigue repitiendo que el abuelo de Néstor era un usurero?

Y Bayer le contestó:

-Porque lo era. Y, además, no pagaba sus deudas. ¡Si hasta le quedó debiendo diez mil pesos a mi abuelo!

Rafael Flores no solo tiene reparos por lo que considera una operación de marketing de Kirchner para aparecer como víctima de la dictadura. También le cuestiona la actuación de sus primeros años como abogado.

-Mientras muchos nos dedicábamos a defender gratis a los presos políticos, Néstor se dedicaba a representar a represores y a perseguir a deudores hipotecarios -informó, con papeles de viejas demandas en la mano, mientras tomamos un café en un bar de la avenida Santa Fe, en la ciudad de Buenos Aires.

Flores era fiscal del Estado provincial en 1981, cuando pidió veinte años de prisión para el segundo jefe de la Policía Federal, González Roucco, vinculado con la represión de la dictadura militar. González Roucco abusó y violó a numerosas víctimas, entre ellas, a la sobrina de otro jefe policial. Por eso lo apodaron "El Sátiro del Pasamontañas". Al final, lo condenaron a dieciocho años de cárcel.

Néstor, Cristina y su otro socio, Domingo Ortiz de Zárate, no solo aceptaron la defensa. También argumentaron que no podía considerarse violación forzar a una mujer a practicar sexo oral.

Pero lo que más indignó a Flores no fue ese litigio.

Lo que más lo "sacó" fue la demanda que los Kirchner iniciaron contra una mujer humilde para quedarse con su única propiedad.

Rafa sostiene que este episodio revela cuál es la verdadera relación del matrimonio Kirchner con el dinero.

La mujer se llama Ana Victoria y es la madre de Henry "Pilo" Olaf Aaset. Pilo tiene diez años menos que Néstor, pero fue uno de sus operadores políticos más consecuentes desde fines de la década de los noventa hasta hace muy poco. Su absoluta fidelidad hacia Kirchner hizo que negara el caso de la demanda de su mamá una y otra vez. Pero ahora que abandonó a su jefe lo reconoce sin problemas.

-Y qué se le va a hacer... La vieja firmaba cualquier cosa, y al final la engatusaban -le comentó a un amigo en el café de un hotel de Puerto Madero.

Cuando presentaron la demanda, los Kirchner eran apoderados de una consultora y financiera llamada Finsud. Su especialidad eran "las cobranzas extrajudiciales". Era la época de la circular 1050 de José Alfredo Martínez de Hoz. Las tasas de interés para los créditos hipotecarios llegaron a 150 por ciento y se hicieron impagables. En ese contexto de desesperación, Néstor y Cristina se habrían quedado con los pagarés de la señora de Aaset, en vez de romperlos después del cobro.

PAG. 20

Fue durante 1982. La señora Aaset se lo contó a Flores, y el abogado inició una demanda penal contra los Kirchner. Los argumentos que utili¬zó para atacarlos fueron demoledores.

Rafa comparó a Kirchner con Shylock, el usurero judío protagonista central de otra obra de Shakespeare, El mercader de Venecia.

Escrita entre 1594 y 1597, cuenta la historia de Bassanio, un noble pero humilde veneciano que, para cortejar a Porcia, una rica heredera, pide prestados tres mil ducados a su amigo, un comerciante llamado An¬tonio. Pero Antonio tiene casi toda su fortuna invertida en los barcos que posee en el extranjero. Entonces decide pedirle prestada la suma a Shylock. El prestamista accede, con una sola condición: si Antonio no se la devuelve con los intereses y en el tiempo pactado, le tendrá que dar una libra de su propia carne, la más próxima a su corazón.

Flores ganó el juicio, pero el juez lo reprendió por comparar a los Kirchner con uno de los personajes más avaros y miserables de la historia de la humanidad.

Ese día, al encontrarse a la salida con Cristina, Flores le pidió disculpas por los fundamentos de su acusación, pero después le preguntó:

-Decime, ¿para qué hacen esto? ¿Cuál es la necesidad?

Estaban en la calle, en la esquina del juzgado, en la avenida Roca y Chacabuco.

Jura Flores que ella le habría contestado:

-Queremos hacer política. Para hacer política en serio se necesita "platita".

La platita en efectivo sería una de las obsesiones más notables de Kirchner.

Decenas de testimonios recogidos para este libro confirman la sospecha.

Un ex ministro del entonces presidente Kirchner, un ex aliado que trabajó con él desde 1990 hasta 2005 y también el ex subsecretario de Trans¬porte Ricardo Cirielli coincidieron en asegurar que vieron a Ricardo Jaime esperando en la antesala del despacho con un bolso ajado, marrón, como el de los viejos carteros.

Jaime, ex secretario de Transporte, el hombre más acusado de toda la administración, tiene una causa abierta por enriquecimiento ilícito (véase Quinta Parte: Jaime y Uberti, Capítulo 1: Jaime es Kirchner). Los testigos aseguran que el funcionario podía esperar horas enteras para ingresar en último lugar o ser el primero en entrar.

-A mí nadie me lo contó. Yo lo vi con mis propios ojos, mientras esperaba que el Presidente me convocara -declaró el ex aliado.

Cirielli, por su parte, amplió:

PAG. 21

-Mientras estuve en la secretaría, vi a Jaime con el bolso en la mano un montón de veces. Y algunas de ellas iba directo desde la oficina de la secretaría hasta el despacho del Presidente.

Y el ex ministro enfatizó, con lenguaje de expediente:

-Todos mis colegas de entonces pueden dar fe de que, de lunes a vier¬nes, de 20 a 23, pudieron ver a Jaime con un portafolio igual a los que usan los médicos de campaña, esperando en la antesala para que el Presidente lo hiciera pasar.

Aunque Néstor y Cristina perdieron el juicio por la casa de Aaset, su persistencia y su ambición les permitió comprar a precio de bicoca decenas de propiedades que estaban por rematarse.

Entre 1977 y 1982 adquirieron veintiún inmuebles. Según una vieja declaración jurada, el más chico tenía 65 metros cuadrados y valía 4.600 pesos. Y el más grande medía 324 metros cuadrados y costaba 32.257 pesos. Supuestamente se trataba de la valuación fiscal de la época, aunque hay pruebas concluyentes de que Néstor y Cristina no son muy prolijos para confeccionar sus declaraciones patrimoniales (véase Tercera Parte: El Presidente más rico, Capítulo 1: El arreglo).

En la misma época en que Flores los comparó con el protagonista de El mercader de Venecia, la ideología de los Kirchner estaba cerca de la derecha peronista.

El 12 de diciembre de 1981 Néstor inauguró el Ateneo Juan Domingo Perón, una agrupación que reivindicaba a Isabel de Perón, y auspicia¬ba el diálogo con los militares.

El gesto más notable del Ateneo fue un acto de desagravio al sindicalista Rodolfo "Fito" Ponce. El candidato presidencial Raúl Alfonsín lo había mencionado como uno de los líderes del pacto entre sindicalistas y militares que alentaban una ley de amnistía para asesinos y torturadores.

El 30 de octubre de 1983, el día en que ganó Alfonsín y perdió Ítalo Luder, Cristina Fernández y Rafael Flores volvieron a encontrarse. Ambos eran apoderados del Partido Justicialista y debían asistir al cierre de los comicios. Flores rompió el hielo con el primer análisis de la derrota:

-La elección la perdieron Herminio Iglesias y Lorenzo Miguel.

Pero ella completó, en tono recriminatorio:

-Y también los montoneros que apoyaron a Luder.

En 1983 Kirchner fue nombrado por el gobernador electo, Arturo Puricelli, presidente de la Caja de Previsión Social de la provincia.

-Era un cargo aparentemente menor, pero Néstor se empezó a comer a los chicos crudos.

La metáfora fue utilizada por un ex intendente de Río Gallegos que no pertenece al peronismo y que lo conoce bien. El dirigente recuerda que Kirchner, desde la caja, empezó a otorgar subsidios a ritmo febril y abrió sucursales en toda
 
PAG. 22
la provincia. Cuando Puricelli le recriminó su hiperactividad, ya era demasiado tarde. Néstor había aprovechado para establecer su base territorial de acción política. Al final, en julio de 1984, dio un portazo y así se hizo más conocido y acrecentó su imagen de hombre duro y eficiente.


El 6 de setiembre de 1987 ganó la intendencia de Río Gallegos por solo 110 votos. La ayuda de su ex cadete y ex chofer Rudy Ulloa Igor fue decisiva. Él, hijo de chilenos, aglutinó a todos los inmigrantes del barrio El Carmen en condiciones de votar, y con esa jugada Kirchner obtuvo la diferencia necesaria. En los capítulos siguientes se contará lo bien que Néstor le pagó semejante ayuda.

Ni bien asumió en la ciudad, empezó a apoyarse en Julio De Vido y en Carlos "El Chino" o "Noño" Zannini. Y también dejó bien en claro que no se trataba de un administrador débil: bajó veinticinco por ciento todos los salarios de los empleados municipales, les hizo cumplir horario y los sacó a barrer la vereda de la intendencia.

A la huelga que los trabajadores del Sindicato de Obreros y Empleados Municipales (SOEM) impulsaron en 1988, respondió con represión. La encabezó, dentro del propio corralón municipal, el cuestionado jefe de policía Wilfredo Roque, quien años después, ya con Kirchner gobernador, recuperaría el cargo. Cuando los empleados pidieron una tregua, Zannini les contestó:

-Primero tienen que levantar el paro.

Gobernaba la provincia el peronista Ricardo del Val, el mismo al que, tiempo después, Kirchner y sus aliados desplazarían mediante un juicio político.

Fuentes a prueba de desmentidas sostienen que Néstor le dio el empujoncito necesario. Y, así como reprimió la huelga del SOEM, alentó bajo cuerda los paros protagonizados por los trabajadores de la Asociación del Personal de la Administración Pública (APAP).

La intendencia fue el trampolín que utilizó Kirchner para ganar la gobernación.

-Era una maquinita de laburar y de mostrar –recordó uno de sus funcionarios de entonces.

Para fortalecer su imagen, incluyó un “micro” en el 9, el único canal de televisión por aire de la provincia que pertenece al Estado. Todos los días aparecía información sobre sus actividades. Y el intendente era siempre el protagonista excluyente.

-Entre 1987 y 1991, el Lupo se hizo diez veces más conocido que el gobernador –agregó la fuente.

Ni más ni menos de lo que sucede actualmente en Canal 7.

En 1991 Kirchner ganó la gobernación con el 56,2 por ciento de los votos. Pero no fueron todos propios. Los sumó gracias a la Ley de Lemas, que le permitía a cada partido agregar los votos de todos sus candidatos. El sublema de Kirchner y Arnold logró el 30,4 por ciento. Y el del gobernador Arturo Puricelli, el 25,8.

-A partir de ese momento se empezaron a hacer evidentes sus dos obsesiones: el dinero y la información –contó un ex colaborador que lo conoce muchísimo y que trabajó con él todos los días, incluidos los fines de semana, entre agosto de 1992 y octubre de 2002.

A cambio del anonimato, este colaborador presenta una radiografía completa del Néstor de entonces; son datos muy valiosos, porque anti¬cipan el Kirchner actual:



* Se levantaba a la mañana, muy temprano, antes de las 7, solo para leer los diarios.

* Cuando viajaba de Río Gallegos a Buenos Aires, pedía diarios y revistas nacionales, los leía de punta a punta y no se los prestaba a nadie. (“No quería que nadie tuviera más información que él”, comentó la fuente.)

* No sabía hacerse ni el nudo de la corbata. No es una manera de decir sino la pura verdad: se lo hacía su asistente personal, Valerio Martínez.

* Le encantaba el juego, en especial la ruleta. Era capaz de gastar muchísima plata. La de él y la de los demás (véase Primera Parte: El verdadero Kirchner, Capítulo 2: Metamorfosis).

* Con el dinero del Frente para la Victoria hacía lo mismo. Mediante su recaudador (Raúl) Copetti, les solicitaba a los militantes una parte de su sueldo para solventar la estructura partidaria.

* Néstor, para no gastar, se hacía cortar el cabello en la peluquería del Congreso. Allí el servicio no se paga.

* Hablaba de política a tiempo completo. Solo, en ocasiones, gastaba unos minutos en Racing Club, pero nada más.

* Se sentía incómodo en los lugares donde él no era el centro de atención.

El colaborador reconoció que Kirchner, a veces, reaccionaba con violencia.

Todavía era gobernador cuando las autoridades de aeroparque les negaron a los pasajeros del avión de la provincia de Santa Cruz el acceso directo al sector VIP (Very Important Person). Tuvieron que descen¬der en la zona de cargas. Kirchner debió llevar su propio portatrajes, sus valijas y sus papeles hasta la salida principal. Allí lo esperaba otro subordinado, que hoy trabaja en la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Néstor estaba enojado. Esperaba que su asistente fuera a ayudarlo. Cuando Néstor llegó hasta él, le dio una fuerte trompada en el estómago, que lo dejó sin aire.

-Cuando sea Presidente, esto no me va a pasar más -despotricó Kirchner.

No fue ni la primera ni la única vez que agredió a uno de sus colaboradores.

Durante su primer viaje presidencial a España, en julio de 2003, varios testigos vieron cómo le dio una fuerte patada en el traste a Rubén Zacarías, responsable de Protocolo y Ceremonial.

Todo comenzó en la residencia del embajador, que en ese momento habitaba el escritor Abel Posse. La noche anterior Kirchner le había pedido a Zacarías que citara a las ocho y media de la mañana a Rafael Bielsa. Quería que el canciller le anticipara los temas del encuentro con el rey Juan Carlos y la reina Sofía en el Palacio de la Moncloa. Quizá porque era su primer viaje, o porque había entendido mal, Zacarías citó a toda la dele¬gación argentina a la misma hora, en lugar de a las diez de la mañana, como estaba previsto.

Zacarías, alias "El Petiso", es un correntino que aterrizó en Río Galle¬gos en 1982. Empezó a trabajar en la Casa de Gobierno de Santa Cruz cuando asumió Puricelli. Ahora es el jefe de Ceremonial de la presidenta Cristina Fernández. Tiene dos hermanos: Miguel, quien trabaja con Ramón Granero en la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, y Luis, quien todavía atiende a Kirchner.

Cuando el Presidente vio el cuadro de situación a través del cortina¬do blanco con detalles dorados de la puerta de la embajada, se puso fuera de sí y empezó a los gritos:

-¿Pero qué mierda es esto? ¿Qué hace toda esta gente acá? ¿Quién los llamó? ¡Que venga Rubén!

Zacarías intentó explicarle, pero el jefe de Estado no lo dejó.

De inmediato se puso a correrlo alrededor del piano de cola que había en el salón principal, ante la mirada sorprendida de Bielsa y la incredulidad de Posse.

El canciller estaba muy cerca del lugar de los hechos, pero el embajador permanecía escondido, detrás de otras cortinas, por temor a que la furia de Kirchner también lo afectara a él.

Cada tanto, Néstor lo alcanzaba y le propinaba una fuerte patada en la parte del cuerpo sobre la que la gente se sienta.

Alguien que vio la escena, la contó así:

-Parecían Batman y Robin. El Presidente con su traje azul, tramado, con el saco cruzado abierto, preocupado por aplicarle la patada, y Rubén escapando, mientras trataba de hablar. Cada tanto quedaban frente a frente, con las rodillas flexionadas. Entonces todo volvía a empezar.

Después del escandalete, Posse le regaló a Bielsa un libro de su autoría que acababa de ser publicado. En la dedicatoria hizo referencia al suceso y firmó Abel "Kick" Posse. En inglés, kick significa patada.

PAG. 25

Muchos de los que trabajan hace años muy cerca del ex jefe de Estado tienen la falsa idea de que no se debe reaccionar cuando un hombre con semejante poder agrede o maltrata a sus subordinados.

Bielsa es una excepción.

El ex ministro tuvo con Kirchner una relación intensa, rica y conflictiva; siempre le dijo lo que pensaba, aunque lo pusiera a tiro del pedido de renuncia.

De hecho, le escribió 170 cartas manuscritas. Todas tienen el sello de mesa de entrada, prueba de que alguien las recibió.

-Para que quedara constancia, para que el día de mañana nadie pudiera decir que yo no avisé... -le comentó Rafael a un amigo de la vida.

Una de las más críticas está fechada en diciembre de 2007. Cristina acababa de ganar las elecciones presidenciales con el 47 por ciento de los votos. La carta empieza así:

Néstor:

Los de esta elección son votos urgentes. Cuando la gente pone los votos de manera urgente, los retira igual: más urgente todavía.

En una ocasión, de buenas a primeras, Kirchner llamó a Bielsa por teléfono y, sin siquiera saludarlo, lo espetó a los gritos:

-¡Estoy harto! ¡Har-to! ¡Harto de que vos y [Roberto] Lavagna aparezcan como los racionales de este gobierno y yo sea presentado como el loquito!

Sucedió las 13.15 del mediodía del sábado 26 de noviembre de 2005. Bielsa había aterrizado en Buenos Aires después de permanecer veinte días en China. Caminaba con su esposa, Andrea, y sus hijos, Lautaro e Hilario, por la calle Billinghurst, rumbo a la cantina Don Carlos. Pretendían almorzar en paz.

A Bielsa, el llamado prepotente del jefe de Estado le cambió el humor. No había dormido bien. No le gustaba la situación y tampoco la entendía.

-Perdón, Néstor. ¿De qué estás hablando?

-¿Leíste La Nación?

-No. Acabo de llegar de China.

-Bueno. Leéla. Fijate.

-Pero ahora estoy con Andrea y mis hijos, a punto de ir a comer...

-No. Leé La Nación, ¿quién le habrá dado la información al periodista?

Estaba claro que el Presidente desconfiaba de su canciller. Y Bielsa explotó:

-¡¿Cómo podés dudar de mí?! ¡Sos un ingrato!

Kirchner se dio cuenta de que la situación se estaba saliendo de cauce. Intentó bajar un cambio:

-Escuchame, Rafita...

Pero Bielsa cortó el llamado.

Un minuto después Kirchner volvió a llamar, más tranquilo.

-Mirá, Rafita. No te preocupes. Quedate con tu familia. Yo sé que la familia es muy importante. Después, cuando llegues a tu casa, leé La Nación y me contás de dónde pudo haber salido la información, ¿eh?

La nota la había escrito Martín Rodríguez Yebra y hablaba de la ira del Presidente por las declaraciones de Roberto Lavagna. El ministro de Economía había denunciado la cartelización de la obra pública, y Kirchner sólo esperaba el momento oportuno para echarlo.

Más tarde, Néstor y Rafa aclararon el asunto, pero el canciller volvió a preguntarle:

-¿Cómo podés dudar de mí?

Kirchner no solo suele dudar de su canciller. También desconfía hasta de su propia sombra. Además, no está acostumbrado a que lo contradigan, le discutan, lo cuestionen o le pidan cuentas.

Sus seguidores lo supieron desde que asumió como gobernador y logró, no solo un segundo mandato, sino además la posibilidad de ser reelecto de por vida.

Lo confirmaron al comprobar cómo manipuló, sin control y con absoluta discrecionalidad, los famosos fondos de Santa Cruz por los pagos de las regalías petroleras. Fondos cuyos montos, movimientos, entradas y salidas del país todavía son un misterio. Y volvieron a ratificarlo cuando se dieron cuenta de que Kirchner no compartía información con nadie.

Arnold intentó advertirle a Duhalde, sobre cómo era de verdad Kirchner, el 14 de diciembre de 2002, horas antes de que el entonces Presidente anunciara que su candidato era el gobernador de Santa Cruz.

-Cuidado: es inestable y desconfiado. El único país del mundo que conoce, además de la Argentina, es Chile. En cuanto te des vuelta te va a cagar, como hizo con muchos de nosotros.

Habían viajado juntos a Río Turbio cuando Arnold todavía era interventor de Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF). Horas después, Kirchner se llevó a Duhalde a pescar.

-El Gallego De la Sota no levanta en las encuestas. No tengo a otro. Además, dice que tiene plata para bancar la campaña -le respondió el Presidente a su aliado para argumentar que no tenía otra alternativa.

Arnold entonces pensó:

-¡Es increíble! ¡Este tipo va a llegar a Presidente!

El ex vicegobernador se la veía venir.

Bielsa, por su parte, fue uno de los que más tardó en darse cuenta de cómo era el verdadero Kirchner.

El canciller, al principio, se sintió parte de un proyecto distinto, fundacional e histórico. E interpretó que Néstor era el líder indiscutido de aquel sueño de transformación.

En aquel tiempo, cada gesto del Presidente lo sorprendía y lo maravillaba.

Durante un viaje que hicieron juntos a Alemania, mantuvieron una conversación que nunca olvidará. Fue el 14 de abril de 2005. Se disponí¬an a visitar la casa del presidente Horst Köhler.

Se trata de un lugar histórico en las afueras de Berlín, que se había salvado de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial porque era una zona de muchas escuelas.

Kirchner y Bielsa iban solos, en el asiento trasero de un Volkswagen negro. Toda la comitiva viajaba a veinte kilómetros por hora. Había tiem¬po para conversar sobre política. Bielsa diagnosticó:

-Tu gobierno es una mesa de tres patas muy firmes: salud económica, derechos humanos e inexistencia de corrupción.

Y Kirchner dijo:

-Entonces estamos bien, ¿no?

-Estamos muy bien. Pero, si una de esas tres patas se cae, la mesa se viene abajo.

El Presidente, entonces, afirmó:

-Para mí hay dos clases de corrupción: la de los ministerios y la emblemática. La de los ministerios es asunto de los ministros; pero la emblemática es asunto mío. Así que, si alguna de las figuras emblemáticas de este gobierno llega a robar y se comprueba, yo mismo lo meto dentro de un patrullero de culata y lo llevo a una comisaría.

Días después, Bielsa contó la charla, emocionado, a un viejo amigo que había militado junto a él en la organización Montoneros.

-Fue muy fuerte para mí. Sentí que estaba hablando con [José] de San Martín. Que la vida me estaba dando una oportunidad única. Que me otorgaba, otra vez, la posibilidad de conciliar los sueños con la práctica política.

Algo parecido sintió un poco antes, cuando volvió de la cumbre de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Cancún. El Presidente lo había recibido en su despacho de la Casa Rosada. De repente, los interrumpió un llamado urgente. Era Lavagna. Kirchner lo hizo pasar y el ministro habló, apurado, y de pie:

-Primero, la buena: el Fondo Monetario [FMI] va a apoyar nuestra propuesta de pago de la deuda. ¿Qué le parece?

-Fantástico -respondió el jefe de Estado.

-Ahora, la otra: dicen que, si les pagamos a los primeros acreedores de la lista, nos van a tratar todavía mejor...

-¿Cuánta plata es?

-Cinco mil millones de dólares.

-¿Y quiénes son los acreedores?

-Son acreedores privilegiados. La mayoría hace negocios con el propio Fondo.

PAG. 28

Roberto estaba feliz. Pero Néstor había empezado a entender. Le estaban proponiendo un pequeño negocio legal para favorecer a unos cuantos banqueros poderosos.

Entonces dijo:

-Decile a la gente del fondo, de parte mía, que se vayan a la concha de su madre. Y, si no se lo decís vos, se lo digo yo.

Al canciller, ese tipo de situaciones lo hacían sentir orgulloso de formar parte del gobierno. Pero, a medida que pasaba el tiempo y lo trataba más, empezó a notar reacciones extrañas, propias de una personalidad compleja y llena de resentimiento.

Una de esas actitudes las vivió en Nueva York.

Era setiembre de 2005, durante la reunión anual de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). De repente, el Presidente citó a la comitiva en la puerta del hotel donde se alojaban, el Four Seasons. Cuando la mayoría llegó, Kirchner anunció que saldrían a caminar por las calles de la ciudad.

Caminaron dos horas, sin detenerse ni una vez. El diputado nacional José María Díaz Bancalari casi se descompone. Bielsa estaba sofocado. Cuando llegaron de vuelta al hotel, la encargada de seguridad designada para la delegación argentina le dijo al canciller:

-Qué raro, no se paró a ver ni una vidriera. Ni un traje. Ni un artículo electrónico. Ni los anuncios de las obras de teatro. Nada. ¿No le gusta nada?

La mujer rubia, un tanto excedida de peso y transpirada quería entender por qué. Bielsa también. Se acercó y le comentó:

-Néstor: sos el tipo menos frívolo que conozco.

-Gracias.

-De nada. Pero no es un elogio. Porque, para ser un poco frívolo, también hay que tener un poco de imaginación. Te tiene que gustar algo: un libro, una película, una canción...

Quizás hayan sido diálogos como el anterior los que provocaron que, cada vez que le nombraban a Bielsa, se preguntara:

-¿Y ese quién se cree que es? ¿Supone que, porque anda todo el día con un libro debajo del brazo, es el hombre más culto del mundo?

En otra oportunidad, Bielsa comprobó que Kirchner utilizaba la información y las debilidades de los demás para colocarse en situación de superioridad con respecto a ellos.

Fue cuando alguien le comentó al mandatario que Eduardo van der Kooy, secretario de redacción de Clarín, tenía una bacteria que le generaba malestar estomacal y le producía una reacción en la cara.

-Cuando me encuentre con él, le voy a decir que lo veo mal -anunció.

Bielsa, que lo conoce y le tiene afecto, pidió:

-No vale la pena.

-Sí que vale la pena. Una vez que lo agarro en una, no se la voy a dejar pasar, ¿no?

Nunca lo dirá en público, pero Bielsa piensa que Kirchner tiene la patología de un psicópata político: alguien que puede hacer mucho daño. A un adversario o a parte de la sociedad. Sin darse cuenta. O sin importarle. Que para el caso es lo mismo. También piensa que, al contrario de lo que supone la mayoría de los analistas políticos, el ex mandatario no es un arrebatado, sino alguien muy frío y calculador. Un cirujano capaz de usar el bisturí con maestría, sin esfuerzo, y de cortar bien profundo, de un solo movimiento.

Bielsa supo sin lugar a duda que no podría integrar durante mucho tiempo este gobierno cuando el Presidente le pidió que no se metiera con Venezuela, que le dejara a él los asuntos del comandante Hugo Chávez.

Al principio supuso que era una decisión política.

Por eso, cuando recibió la llamada urgente del entonces embajador argentino en Caracas Eduardo Alberto Sadous, se preocupó, y mucho.

-Rafael, hay algo muy raro con el asunto de los fideicomisos: faltan algo así como noventa millones de dólares.

Fue el 26 de enero de 2005. El canciller obró con rapidez y corrección. Lo primero que hizo fue mandarle una de sus cartas al Presidente, a fin de dejar constancia de la situación. Después fue a verlo y le dijo, sin vueltas:

-Néstor, el embajador de Venezuela me dice que falta plata de un fideicomiso. Habla de "irregularidades".

Kirchner le pidió entonces que lo pusiera al tanto a Julio De Vido. El ministro de Planificación le explicó:

-Es probable que se trate de un error. Es el primer fideicomiso, y quizás haya sido por inexperiencia.

La trama completa del escándalo de los fideicomisos se puede leer en el Capítulo 3 de la quinta parte, titulado "Con quién hay que arreglar". De hecho, es el caso de corrupción que más probabilidades tiene de avanzar en la megacausa que Elisa Carrió presentó contra Kirchner, varios de sus ministros y la mayoría de los empresarios investigados en este libro.

Bielsa tardó un tiempo en comprender que una de las tres patas de la mesa que garantizarían el éxito del gobierno se estaba rompiendo en pedazos. Ya no podría hablar, con tanta soltura, de "inexistencia de corrupción".

Cuando se enteró por los diarios de que Sadous había sido desplazado, se preocupó todavía más. Estaba claro que los que estaban haciendo negocios necesitaban las manos libres.

Si la experiencia de Bielsa puede ser definida con la palabra desilusión, ¿qué término sería el adecuado para nombrar lo que vivió Sergio Acevedo?

Se lo dijo él mismo a sus nuevos aliados políticos, los seguidores de Fernando "Pino" Solanas:

-Fraude. Me defraudaron políticamente. Y nunca pensé que llegarían a tanto.

Sergio Edgardo Acevedo, 53 años, Documento Nacional de Identidad 12.189.931, divorciado, tres hijos, fue el primer intendente de Pico Truncado, una ciudad de quince mil habitantes, en 1983. Fue además diputado provincial entre 1987 y 1991; otra vez intendente entre 1991 y 1995; diputado nacional entre 1995 y 1999 y entre 2001 y 2003; vice¬gobernador de Santa Cruz 1999-2001 y jefe de la SIDE desde mayo de 2003 hasta que, en diciembre del mismo año, asumió como gobernador de Santa Cruz.

Acevedo conoce a Kirchner desde hace mucho. Por eso hizo algo que muy pocos conocen y que jamás reveló: amagó renunciar a la gobernación antes de asumir.

Había ganado con el 70,85 por ciento de los votos el 14 de setiembre de 2003 y días antes del 10 de diciembre le hizo saber al Presidente:

-Para gobernar condicionado, prefiero no hacerme cargo.

Los pocos adversarios que se enteraron argumentaron que lo hizo porque es ciclotímico y débil. Pero los amigos explicaron que se trató del último intento de gobernar con autonomía del Presidente.

El actual presidente de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), Ricardo Napolitani, y kirchneristas que gozaban de la amistad de Acevedo como Pilo Aaset, gastaron horas y horas para con¬vencerlo de que asumiera. Al final, Cristina tomó el teléfono y le habló:

-Sergio, yo te considero un amigo. No podes hacer esa locura. Va a estar todo bien. Y yo voy a ser la garantía de que nadie te moleste.

Acevedo aceptó, pero sucedió todo lo contrario.

Empezaron por incorporarle hombres de Kirchner en todas las áreas sensibles. No podía tomar una decisión importante sin antes consultar con Buenos Aires. Lo presionaron para que autorizara la firma de certificados de obra pública para el grupo de empresas amigas de Néstor.

Lo que sigue es parte del diálogo mano a mano que mantuvimos para esta investigación.

-¿Cómo lo presionaban?

-Me querían obligar a pagar, desde la provincia, obras nacionales. Tra¬bajos que le correspondía pagar a la Nación.

-No entiendo.

-Les tenía que dar a las constructoras el famoso adelanto financiero antes de que comenzaran a trabajar.

-¿Entonces...?

-Era todo una barbaridad. Las empresas no corrían riesgo. Precios que debían ser de uno lo cotizaban a diez. La mayoría no terminaba las obras en el plazo estipulado... ¡Y encima pretendían que las provincias les dieran adelanto!

-¿Y por qué les dio las obras?

-Es que las obras ya estaban adjudicadas. Y había una "patria contratista" local: una normativa por la cual, si sos una empresa local, tenés más puntos en la licitación y terminás ganando siempre.

-¿Cuáles eran las empresas que ganaban siempre?

-Esuco, Austral, Gotti y Palma.

-¿Eso es legal?

-Lo tienen todas las provincias. En Chubut no gana un empresario que no sea de Chubut. En Santa Cruz tampoco. En Córdoba y Santa Fe pasa lo mismo.

Esuco (Empresa Sudamericana de Construcciones Sociedad Anónima) es de Carlos Guillermo Wagner, alias "El Alemán". Presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, es el único empresario no "pingüino" que pudo hacer negocios en la provincia de Kirchner. Austral Construcciones es de Lázaro Báez. Gotti y Palma también se las adjudican al propio Báez.

Acevedo sostiene que se manejó con relativa autonomía hasta diciembre de 2004, cuando viajó hasta El Calafate para hablar en persona con Néstor Kirchner y le planteó:

-Hay que desplazar a Santiago.

El Presidente, sorprendido, solo atinó a balbucear:

-¿Te parece el momento oportuno?

El gobernador no dudó:

-Sí. El próximo lunes le pido la renuncia.

Y el lunes se la pidió.

Carlos Santiago Kirchner, arquitecto, nacido en 1954, es primo hermano de Néstor. Vocal del Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda (IDUV) desde 1991, fue ascendido a presidente del organismo en mayo de 2003. El IDUV maneja los contratos del Plan Federal de Viviendas y concentra el noventa por ciento de la obra pública en la provincia.

Acevedo asegura que, a partir de ese momento, todo cambió para peor.

-Me bloqueaban en Diputados. Kirchner me mandaba emisarios con mensajes que advertían que me estaba equivocando. Cada día era una nueva negociación. Gobernar Santa Cruz se me había convertido en un calvario.

Después de su despedida, Carlos Santiago Kirchner reapareció en julio de 2005, otra vez de la mano de su primo. El Presidente lo nombró subsecretario de Coordinación de la Obra Pública Federal. Desde allí se empezó a ocupar de la obra pública para intendencias de todo el país. Dueño de Pinkar, una pinturería en Río Gallegos, Carlos Santiago tiene como principales clientes a las mismas empresas que muchas veces favoreció con su firma. La revista Noticias reveló que también su declaración jurada viene con sorpre¬sas. Siete de las diez propiedades que declaró hasta 2006 fueron compradas en el transcurso de un solo año, de 2002 a 2003. Por entonces su patrimonio oficial alcanzaba los diecisiete millones de pesos.

PAG. 32

El aplicado periodista Damián Glanz publicó en Perfil que, ni bien aterrizó en Buenos Aires, se fue a vivir a un piso de Avenida del Libertador y Coronel Díaz, equipado con un sistema de aislamiento acústico. Las atribuciones del cargo del primo de Néstor lo convirtieron en la llave maestra para el negocio de cualquier obra pública. Por ejemplo, en noviembre de 2006, encabezó un proyecto para asfaltar cincuenta cuadras en General Roca, Río Negro. Participaron dos empresas, además de Juan Felipe Gancedo. Las dos primeras cotizaron 7,4 millones de pesos y 7,8 millones de pesos por todo el trabajo. Gancedo lo valuó en 11,5 millones. El intendente Carlos Soria -ex jefe de la SIDE de Duhalde hasta 2002- firmó una preadjudicación a favor de la que había ofrecido el precio más económico, pero el "Gran Primo" la rechazó. El 11 de diciembre de 2006 Carlos Santiago se tomó un avión a General Roca y le otorgó el negocio a Gancedo. Los concejales de la oposición pusieron el grito en el cielo. Soria tuvo que dar marcha atrás. Horas después, el pariente directo de Kirchner debió ser operado por una seria afección en el corazón.

Al final, Acevedo renunció, el 15 de marzo de 2006.

Y en julio de 2008 habló claro por primera vez, en un café de Coronel Díaz y Paraguay, en la ciudad de Buenos Aires.

Dijo:

-Ellos le dicen "argentinización" pero lo que hay es un capitalismo de amigos. Ellos justifican la construcción de un poder económico propio para no depender de otros empresarios nacionales o extranjeros. Ellos dicen que, sin plata, no se puede hacer política. Yo digo que eso suena a excusa para justificar actos de corrupción. Ellos dicen que no hay lobby y yo les digo que es verdad. ¿Cómo va a haber lobby si todos los negocios los manejan ellos? La obra pública, el juego, el transporte, y también la banca. No hay lobby porque el dueño es uno solo.

Para la misma época, cuando Néstor era El Dueño de la provincia de Santa Cruz y la República Argentina, en el café más concurrido de Río Gallegos, y ante amigos comunes, Chiquito Arnold declaró:

-"La venganza del boludo" está siendo consumada.

PAG. 33